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Adaptaciones VMin-MinV

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     CAPÍTULO UNO



    Los recuerdos de Tae volvieron gradualmente; sintió sus drogados miembros contra los cojines de seda, los pesados puños de oro en las muñecas como pesas de plomo. Sus párpados se levantaban y bajaban. Los sonidos que oía no tuvieron sentido en un primer momento: murmullos de voces hablando en vereciano. El instinto le gritó: «levántate».

    Se recompuso, irguiéndose sobre sus rodillas.  «¿Voces busanians?»

    Sus pensamientos confusos llegaron a esa conclusión, no pudo ir más allá al principio.  Su mente era más dura que su cuerpo para recuperarse. No podía recordar nada inmediatamente posterior a su captura, aunque sabía que había pasado un tiempo entre ese entonces y el ahora. Era consciente de que en algún momento había sido drogado. 

    Buscó ese recuerdo. Al final lo encontró. 

    Había tratado de escapar. 

    Había sido transportado en el interior de un carromato cerrado, bajo fuerte vigilancia, a una casa en las afueras de la ciudad.  

    Había sido sacado del carromato y dirigido a un patio cerrado y... recordó campanas. El patio se llenó de repente del sonido de campanas, una multitud de cacofonías desde los lugares más altos de la ciudad, transportadas por el aire cálido de la tarde. 

    Campanadas al atardecer, anunciando un nuevo rey. 

    «TaeYang está muerto. Todos aclaman a BaekHyun». 

    Ante el sonido de las campanas, la desesperación por escapar había anulado cualquier necesidad de precaución o disimulo,  la furia y el dolor se apoderaron de una parte de él en torrente. La partida de los caballos le brindó la oportunidad. Pero fue desarmado y rodeado por los soldados en el patio cerrado. La manipulación posterior no fue delicada. Lo arrojaron a una celda en las entrañas de la casa, después de lo cual, lo drogaron. Los días habían pasado uno tras otro. 
    Del resto, recordó solo breves fragmentos, incluyendo su estómago hundido,  la bofetada y el salpicón de agua  salada: había sido transportado a bordo de un navío. 

    Su cabeza se estaba despejando. Se despejaba por primera vez en… ¿cuánto tiempo? 

    ¿Cuánto tiempo después de su captura? ¿Cuánto hacía que las campanas habían sonado? ¿Cuánto tiempo había permitido que esto continuara? Una oleada de fuerza de voluntad hizo que Tae se alzara de sus rodillas hasta ponerse en pie. Debía proteger su hogar, a su pueblo. Dio un paso. 

    Una cadena tintineó. El suelo de baldosas se deslizó bajo de sus pies vertiginosamente y su visión fluctuó. 

    Buscó soporte y apoyó un hombro contra la  pared. Por pura fuerza de voluntad no se deslizó hacia abajo. Mientras se mantenía en posición vertical, obligó a los mareos a retroceder. ¿Dónde estaba? Obligó a su confusa mente a hacer un inventario de sí mismo y de su entorno. 

    Iba vestido con las breves prendas de un esclavo daeg completamente. Supuso que eso significaba que había sido manipulado, aunque su mente no pudiera suministrarle el recuerdo de que aquello sucediera.  Aún llevaba el collar y los puños de oro en las muñecas. Su cuello estaba sujeto a un gancho de hierro en el suelo por medio de una cadena y un candado. 

    Una débil desesperación lo amenazó por un  momento; olía ligeramente a rosas. 

    En cuanto a la habitación, donde quiera que mirara, sus ojos eran abrumados con ornamentación. Las paredes estaban invadidas por la decoración. Las puertas de madera eran delicadas como mamparas y talladas con un diseño repetitivo que incluía estanques; a través de ellas se podían divisar las indefinidas figuras que estaban del otro lado. Las ventanas también se destacaban. Incluso las baldosas del suelo estaban parcialmente coloreadas y dispuestas en un patrón geométrico. 

    Todo daba la impresión de patrones dentro de patrones, enrevesadas creaciones de la mente busanian.
    De repente, todo encanjó; voces busanians, la humillante presentación ante el consejero GeounSoo:  «¿Todos los esclavos nuevos son atados?» , el barco  y su destino. 

    Esto era Busan. 

    Tae miró a su alrededor con horror. Estaba en el corazón del territorio enemigo, a cientos de kilómetros de casa. 

    No tenía sentido. Estaba respirando, sin peligro, y no había sufrido el lamentable accidente que podría haberse esperado. Los verecianos tenían buenas razones para odiar al príncipe TaeHyung de Daegu. ¿Por qué estaba todavía vivo? 

    El sonido de un cerrojo siendo retirado atrajo bruscamente su atención hacia la puerta. 

    Dos hombres entraron en la habitación. Observándolos con cautela, Tae inequívocamente reconoció al primero como uno de los supervisores verecianos del barco. El segundo era un extraño: moreno, con barba, vestido a la manera de Busan, con anillos de plata en cada una de las tres articulaciones de cada dedo.  

    ㅡ¿Este es el esclavo que va a ser presentado al  Príncipe?ㅡ preguntó el hombre de los anillos. 
    El supervisor asintió. 

    ㅡDices que es peligroso. ¿Qué es? ¿Un prisionero de guerra? ¿Un criminal? ㅡEl supervisor se encogió de hombros en un “¿Quién sabe?” ㅡ Mantenle encadenado. 

    ㅡNo seas tonto. No podemos mantenerlo encadenado para siempre. ㅡTae podía sentir la mirada del hombre de los anillos demorándose en él. Las siguientes palabras fueron casi de admiración. ㅡ
    Míralo. Hasta el Príncipe tendrá las manos llenas. 

    ㅡA bordo del barco, cuando causó problemas, fue drogado ㅡ informó el supervisor. 

    ㅡYa veo. ㅡLa mirada del desconocido se volvió evaluadora.ㅡ Amordázalo y acorta la cadena para la visita del Príncipe. Y organiza una escolta adecuada. Si le causa problemas, haz lo que sea necesarioㅡ habló con desdén, como si Tae fuera de poca importancia para él, solo  una tarea más en su lista de pendientes. 

    Tae empezaba a darse cuenta, a través de la diluida neblina de las drogas, que los captores no conocían la identidad de su esclavo. «Un prisionero de guerra. Un criminal». Dejó escapar un cauteloso suspiro. 

    Se obligó a permanecer tranquilo y discreto. La suficiente presencia de ánimo volvió a él como para ser consciente de que, como príncipe TaeHyung sería poco probable que durara una noche con vida en Busan. Era mucho mejor pasar por un esclavo sin nombre. 

    Permitió la manipulación. Había evaluado la posibilidad de escapar y la disposición de los guardias que conformaban su escolta. La aptitud de los mismos era menos importante que la calidad de la cadena alrededor de su cuello. Aún tenía los brazos atados a la espalda, estaba amordazado y la cadena del cuello había sido acortada a solo nueve eslabones, por lo que, incluso de rodillas, la cabeza permanecía gacha y apenas podía mirar hacia arriba. 

    Sus guardianes se apostaron en sus flancos y a cada lado de las puertas que tenía enfrente. Tuvo tiempo para percibir el silencio expectante en la habitación y la cadena, prieta sobre los latidos de su corazón en el pecho. 

    Hubo una ráfaga repentina de actividad, voces y pasos acercándose. «La visita del Príncipe». 

    El Regente de Busan estaba ocupando el trono de su sobrino, el Príncipe Heredero. Tae no sabía casi nada sobre este príncipe, excepto que era el más joven de los dos hijos. El hermano mayor y ex heredero, Tae lo sabía muy bien, estaba muerto. 

    Un puñado de cortesanos entró en la habitación. 

    Los cortesanos eran anodinos a excepción de uno: un hombre joven con un sorprendente y encantador rostro, la clase de rostro que habría hecho ganar una pequeña fortuna en la remesa de esclavos de Daegu. Atrajo la atención de Tae y la mantuvo.  

    El joven tenía el cabello rubio, los ojos azules y la piel muy blanca. El color azul oscuro de la austera ropa rigurosamente atada, era demasiado insípido para su pálida dermis, y ponía de manifiesto el contraste con el estilo excesivamente recargado de las habitaciones. A diferencia de los cortesanos que arrastraba a su paso, no llevaba joyas, ni siquiera anillos en los dedos. 

    Mientras se acercaba, Tae vio que la expresión que permanecía en el hermoso rostro era arrogante y destemplada. Tae conocía el tipo. Egocéntrico y ambicioso, engendrado para sobreestimar su propia valía y para preocuparse en ejercer mezquinas tiranías sobre los demás. 

    Consentido.  

    ㅡOí que el rey de Daegu me envió un regalo ㅡdijo el joven, que era JiMin, príncipe de Busan ㅡ. Un daeg postrado sobre sus rodillas. Qué apropiado. 

    Tae fue consciente de la atención de los cortesanos a su alrededor, reunidos para presenciar la recepción del Príncipe a su esclavo. JiMin se había detenido en seco en el momento en que había visto al esclavo, girando su pálido rostro como en respuesta a una bofetada o un insulto. La perspectiva visual de Tae, medio truncada por la corta cadena en su cuello, había sido suficiente para percatarse. Pero la expresión de JiMin se había cerrado rápidamente. 

    Que él era uno más dentro de una remesa mayor de esclavos fue algo que Tae supuso, pero que los murmullos de los dos cortesanos que estaban más cerca, para su disgusto, le confirmaron. Los ojos de JiMin vagaban por encima de él, como si evaluara una mercancía. 

    Tae sintió que un músculo se ponía rígido en su mandíbula. 

    El consejero GeounSoo tomó la palabra.   

    ㅡHa sido destinado como esclavo del placer, pero no está entrenado. BaekHyun sugirió que podría gustaros vencer su resistencia en vuestro tiempo libre. 

    ㅡNo estoy tan desesperado como para necesitar revolcarme en la mugre ㅡdijo JiMin. 

    ㅡSí, Alteza. 

    ㅡPonedle en la cruz. Creo que cumpliré con mi obligación hacia el rey de Daegu. 

    ㅡSí, Alteza. 

    Podía sentir el alivio en el consejero GeounSoo. Los supervisores hacían señas para que se lo llevaran rápidamente. Tae supuso que su presencia había significado algo así como un desafío a la diplomacia: el  regalo de BaekHyun bordeaba la línea entre lo generoso y lo aterrador. 

    Los cortesanos se estaban preparando para salir. Aquella burla había acabado. Sintió al supervisor retorciendo el enganche de hierro del suelo. Iban a desanclarlo para llevarlo a la cruz. Flexionó los dedos, recomponiéndose; sus ojos fijos en el supervisor, su único oponente. 

    ㅡEspera ㅡ dijo JiMin. 

    El aludido se detuvo, enderezándose. 

    JiMin se adelantó unos pasos para enfrentar a Tae, mirándole con expresión inescrutable. 

    ㅡQuiero hablar con él. Quítale la mordaza. 

    ㅡEs un bocazasㅡ le advirtió el supervisor. 

    ㅡAlteza, si me permitís una sugerencia… ㅡempezó el consejero GeounSoo.  

    ㅡHazlo. 

    Tae se pasó la lengua por el interior de las mejillas cuando el supervisor lo liberó del trapo en su boca. 

    ㅡ¿Cómo te llamas, “cariño”? ㅡdijo JiMin, con tono desagradable. 

    Supo que no debía responder a cualquier pregunta planteada por esa voz empalagosa. Levantó los ojos hacia JiMin. Ese fue un error. Se miraron fijamente el uno al otro. 

    ㅡTal vez esté defectuoso ㅡsugirió GeounSoo. 

    Translúcidos ojos azules se posaron en los suyos. JiMin repitió la pregunta lentamente en la lengua de Daegu. 

    Las palabras se le escaparon antes de que pudiera detenerlas.  

    ㅡHablo tu idioma mejor de lo que tú hablas el mío, “cariño”. 

    Esas palabras, pronunciadas con solo un muy tenue acento daeg, fueron percibidas por todos, lo que le valió un fuerte golpe del supervisor. Por si fuera poco, un miembro de la escolta empujó su cara hasta el suelo. 

    ㅡ El rey de Daegu sugirió, si os place, que le apodemos “Tae” ㅡdijo el supervisor y Tae sintió que su estómago se contraía. 

    Hubo algunos murmullos sorprendidos entre los cortesanos en el recinto; la atmósfera, ya  alegre, se volvió entusiasta. 

    ㅡPensaron que un esclavo apodado como su difunto Príncipe os divertiría. Son primitivos. Se trata de una sociedad sin cultura ㅡconcluyó el consejero GeounSoo. 

    Esta vez el tono de JiMin permaneció impasible.  

    ㅡHe oído que el rey de Daegu podría casarse con su amante,  lady ChaeYoung. ¿Es eso cierto? 

    ㅡNo hubo anuncio oficial. Pero se habló de la posibilidad, sí. 

    ㅡAsí que el país será gobernado por un bastardo y su puta ㅡ comentó JiMin ㅡ. Qué apropiado. 
    Tae se sintió reaccionar, aunque restringido como estaba, fue frustrado solo con un fuerte tirón de las cadenas. Captó el placer en el gesto de suficiencia del rostro del Príncipe. Las palabras del heredero de Busan habían sido lo suficientemente fuertes como para llegar a cada cortesano en la habitación. 

    ㅡ¿Lo llevamos a la cruz, Alteza? ㅡconsultó el supervisor. 

    ㅡNo ㅡrespondió JiMinㅡ retenedlo aquí, en el harén. Después de enseñarle algunos modales. 
    Los dos hombres encargados de la tarea se pusieron a ello con metódica y natural brutalidad. Pero conservaron una reticencia instintiva a no dañar irreparablemente al esclavo, siendo como era, una posesión del Príncipe. 

    Tae fue consciente del hombre con anillos emitiendo una serie de instrucciones para luego marcharse. «Mantened al esclavo encadenado aquí en el harén. Órdenes del Príncipe. Nadie puede entrar o salir de la habitación. Órdenes del Príncipe. Dos guardias en la puerta en todo momento. Órdenes del Príncipe. No le quitéis las cadenas. Órdenes del Príncipe.» 

    Aunque los dos hombres permanecieron con él, parecía que los golpes se habían  detenido; Tae se levantó lentamente sobre sus manos y rodillas. La esforzada tenacidad sirvió de algo a la situación: su cabeza, por lo menos, estaba ahora perfectamente despejada. 

    Peor que la paliza había sido la inspección. Aquello lo había alterado más de lo que admitiría. Si la cadena del cuello no hubiese estado tan corta, estaba totalmente seguro de que se hubiera sublevado a pesar de su resolución de no hacerlo. Conocía la arrogancia de esta nación. Sabía lo que los verecianos pensaban de sus compatriotas. «Bárbaros». «Esclavos». Tae había hecho acopio de toda la buena voluntad que había en su interior para soportarlo. 

    Pero la particular mezcla de consentida arrogancia y repulsión del príncipe JiMin había sido intolerable. 

    ㅡNo se parece mucho a una mascota ㅡdijo el más alto de los dos hombres. 

    ㅡYa has oído. Es un esclavo de cama de Daegu ㅡacotó el otro. 

    ㅡ¿Crees que el Príncipe se lo vaya a follar? ㅡse mofó escépticamente el primero. 

    ㅡMás bien será al revés. 

    ㅡÓrdenes muy dulces para un esclavo de cama. ㅡLa mente del más alto se deleitó con el tema mientras el otro gruñía sin comprometerse en la respuesta. ㅡImagina lo que sería subir las piernas del Príncipe. 

    «Me imagino que sería muy parecido a acostarse con una serpiente venenosa», pensó Tae; pero se guardó la idea para sí mismo.  

    Tan pronto como los hombres se fueron, Tae revisó su situación: liberarse aún no era posible. Sus manos estaban sueltas otra vez y la cadena del cuello había sido alargada, pero todavía era demasiado gruesa para separarla del enganche de hierro del suelo. Tampoco podía abrir el collar. Era de oro, técnicamente un metal blando, pero igualmente era demasiado grueso para manipularlo, un peso considerable alrededor de su cuello. Pensó en lo ridículo que era poner un collar de oro a un esclavo.

    Los puños de oro en las muñecas eran aún más absurdos. Serían un arma en un combate cuerpo a cuerpo y la moneda que usaría en el viaje de regreso a Daegu. 

    Si se quedaba alerta mientras fingía obedecer, la oportunidad surgiría. Había suficiente longitud en la cadena como para permitirle unos tres pasos de distancia en todas las direcciones. Había una jarra de madera con agua del pozo a su alcance. Sería capaz de acostarse cómodamente en los cojines e incluso podría hacer sus necesidades en la vasija de cobre dorado. No había sido drogado, o apaleado, hasta llegar a la inconsciencia, como había ocurrido en Daegu. Solo dos guardias en la puerta. Una ventana sin cerrojo. 

    La libertad era alcanzable. Si no ahora, pronto. 

    Tenía que ser pronto. El tiempo no estaba de su lado: cuanto más se mantuviera aquí, más tiempo tendría BaekHyun para consolidar su gobierno. Era insoportable no saber lo que estaba sucediendo en su país, a sus seguidores y a su pueblo. 

    Y había otro problema. 

    Nadie hasta ahora lo había reconocido, pero eso no significaba que estuviera a salvo de un descubrimiento. Daegu y Busan mantenían pocas relaciones desde la batalla decisiva de Myeon hacía seis años, pero en algún lugar de Busan, seguramente habría una persona, o dos, que conocieran su cara tras haber visitado su tierra. BaekHyun lo había enviado al único lugar donde sería tratado peor como príncipe de lo que era tratado como esclavo. Por otra parte, si alguno de sus captores conociera su identidad podría ser convencido para ayudarle, ya sea por simpatía hacia su situación, o por la promesa de una recompensa de los partidarios de Tae en Daegu. No en Busan. En Busan no podría correr ese riesgo. 

    Recordó las palabras de su padre la víspera de la batalla de Myeon, advirtiéndole que luchara, que no se confiara, porque un vereciano no respeta los compromisos. Su padre había probado tener razón aquel día en el campo de batalla. 

    No pensaría en su padre. 

    Era mejor estar bien descansado. Con eso en mente, bebió agua de la jarra, mientras veía como la última luz de la tarde lentamente se escurría de la habitación. Cuando estuvo oscuro, tendió su cuerpo con todos sus dolores, sobre los cojines y, finalmente, se durmió. 
    Y despertó. Gracias a una mano que, aferrada a la cadena de su cuello, tironeó hasta ponerlo de pie, mientras era flanqueado por dos de los anónimos guardias sin rostro. 

    La habitación resplandeció cuando un sirviente encendió las antorchas y las colocó en los soportes de la pared. El recinto no era demasiado grande, y el parpadeo de las antorchas hizo que sus diseños intrincados parecieran estar en continuo movimiento, un juego sinuoso de formas y luz. 

    En el centro de aquella actividad, mirándole con fríos ojos azules, estaba JiMin. 

    La ropa que llevaba, de un profundo azul oscuro, parecía sofocarlo, lo cubría desde los pies al cuello; y las mangas eran largas hasta las muñecas; la única abertura estaba cerrada con una serie de intrincados lazos apretados que llevaría alrededor de una hora aflojar. La cálida luz de las antorchas no hizo nada para suavizar el efecto. 

    Tae no vio nada que no confirmara su opinión: mimado, como la fruta demasiado tiempo en la vid. JiMin entrecerró levemente los ojos, el desdén en el gesto de la boca hablaba de una noche desperdiciada en los excesos del vino de un disoluto cortesano. 

    ㅡHe estado pensando qué hacer contigo ㅡ dijoㅡ. Castigarte en un poste de flagelación. O tal vez usarte de la forma que BaekHyun pretendía que fueras usado. Creo que eso me agradaría mucho. 

    JiMin se adelantó hasta quedar a solo cuatro pasos de distancia. Era una distancia cuidadosamente elegida: Tae juzgó que si tensaba la cadena a su límite tirando de ella, casi, pero no del todo, se tocarían. 

    ㅡ¿Nada que decir? No me digas ahora que tú y yo estamos solos que eres tímido. ㅡEl tono sedoso de la voz de JiMin no era ni tranquilizador, ni agradable. 

    ㅡCreí que no os ensuciaríais con un bárbaro ㅡdijo Tae, cuidando de mantener su voz neutral. Era consciente de los latidos de su corazón. 

    ㅡNo lo haría ㅡaceptó el otroㅡ. Pero si te diera a uno de los guardias, podría rebajarme a mirar. 
    Tae se sintió retroceder, no pudo evitar un gesto en su cara. 

    ㅡ¿No te gusta esa idea? ㅡconsultó JiMinㅡ. A lo mejor se me ocurre una mejor. Ven aquí. 

    La desconfianza y aversión hacia el busanian se agitaron dentro de él, pero recordó su situación. En Daegu, había luchado contra sus ataduras y como resultado, estas se habían vuelto cada vez más apretadas. Aquí no era más que un esclavo, y una oportunidad de escapar habría de aparecer si no lo arruinaba con su exaltado orgullo. Podía soportar el sádico picotazo del juvenil JiMin. Tae debía volver a Daegu y eso significaba que, por ahora, tenía que hacer lo que le decían. 
    Dio un paso cauteloso hacia adelante. 

    ㅡNoㅡdijo JiMin, con satisfacciónㅡ. Arrástrate. 

    «Arrastrarse». 

    Era como si todo se le paralizara en la cara con esa simple orden. La parte de la mente de Tae que le aconsejaba que fingiera obediencia fue ahogada por su orgullo. 

    Pero la reacción de escepticismo desdeñoso de Tae solo tuvo tiempo para manifestársele en la cara durante una fracción de segundo antes de ser enviado a arrastrarse sobre sus manos y rodillas por los guardias, según una indicación silenciosa de JiMin. A continuación, de nuevo en respuesta a una señal del joven, uno de los guardianes llevó su puño a la mandíbula de Tae. Una vez, y luego otra. Y otra vez. 

    Su cabeza resonaba. La sangre de su boca goteaba sobre las baldosas. Él la miró, conteniéndose, con fuerza de voluntad, sin reaccionar. «Tómalo. La oportunidad vendrá después». 

    Comprobó su mandíbula. Nada roto. 

    ㅡEsta tarde también fuiste insolente. Es un hábito que se puede curar. Con un látigo. ―La mirada de JiMin continuó sobre el cuerpo del esclavo. Las prendas de Tae fueron aflojadas por las ásperas manos de los guardias, dejando al descubierto su torso. ㅡTienes una cicatriz. 
    Tenía dos, pero la que era visible estaba justo debajo de la clavícula izquierda. Tae sintió por primera vez la inquietud del peligro real, el parpadeo de su propio pulso acelerándose.  

    ㅡYo… serví en el ejército. ㅡNo era una mentira.  

    ㅡAsí que BaekHyun envía un soldado común para tentar a un príncipe. ¿Es eso? 

    Tae eligió cuidadosamente sus palabras, deseando tener la misma facilidad que tenía su medio-hermano para mentir.  

    ㅡBaekHyun quería humillarme. Supongo que lo… enojé. Si tenía otro propósito al enviarme aquí, no sé cuál es. 

    ㅡEl rey bastardo se desprende de su basura arrojándola a mis pies. ¿Se supone que eso me apacigüe?ㅡpreguntó JiMin. 

    ㅡ¿Hay algo que lo haga?ㅡ dijo una voz detrás de él. 

    JiMin se volvió. 

    ㅡEncuentras muchos fallos últimamente. 

    ㅡTío ㅡdijo el jovenㅡ. No os oí entrar. 

    ¿Tío? Tae experimentó su segunda sorpresa de la noche. Si JiMin se dirigía a él como “tío”, este hombre, cuya imponente figura rellenaba la puerta, era el Regente. 

    No había ningún parecido físico entre el Regente y su sobrino. El Regente era un prominente hombre de unos cuarenta años, voluminoso, de anchos hombros. Su cabello y su barba eran de un tono castaño oscuro, sin ninguna traza visible que sugiriera que la tonalidad rubio claro de JiMin podría haber surgido de la misma rama del árbol genealógico.   

    El Regente miró a Tae brevemente de arriba hacia abajo.  

    ㅡEl esclavo parece tener contusiones auto infligidas. 

    ㅡEs mío. Puedo hacer con él lo que quiera. 

    ㅡNo si intentas golpearlo hasta la muerte. Ese no es un uso apropiado para el regalo del rey BaekHyun. Tenemos un tratado con Daegu, y no voy a verlo amenazado por insignificantes ofuscaciones. 

    ㅡInsignificantes ofuscaciones ㅡrepitió JiMin. 

    ㅡEspero que respetes a nuestros aliados y al tratado, al igual que todos nosotros. 

    ㅡ¿Debo suponer que el tratado dice que tengo que convertir en mi preferido a la escoria del ejército daeg?   

    ㅡNo seas infantil. Duerme con quien te guste. Pero valora el regalo del rey BaekHyun. Ya has eludido tu deber en la frontera. No vas a evitar tus responsabilidades en la Corte. Encuentra algún uso apropiado para el esclavo. Esa es mi orden, y espero que la obedezcas. 

    Pareció por un momento como si JiMin se rebelara, pero contuvo la reacción y se limitó a decir:  

    ㅡSí, tío. 

    ㅡAhora, ven. Dejemos atrás este asunto. Por suerte se me informó de tus actividades antes de que prosperaran lo suficiente como para causar graves inconvenientes. 

    ㅡSí. ¡Qué suerte que fuerais informado! No me gustaría ocasionaros problemas, tío. 

    Esto lo dijo suavemente, pero había algo más detrás de las palabras. 

    El Regente respondió en un tono similar.   

    ㅡMe alegro de que estemos de acuerdo. 

    Su partida debería haber sido un alivio. Eso es lo que debería haberle provocado la intervención del Regente hacia su sobrino. Pero Tae recordó la mirada en los ojos azules de JiMin y, aunque se quedó solo, con el resto de la noche para descansar en paz, no fue capaz de concluir si la misericordia del Regente había mejorado su situación o la había empeorado. 
       


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    PRÓLOGO 


    ㅡHemos oído que vuestro príncipe ㅡdijo lady ChaeYoungㅡ mantiene su propio harén. Estos esclavos complacerían a cualquier tradicionalista, pero además, le he pedido a DaeHee que prepare algo especial; es un regalo personal del Rey para tu príncipe. Un diamante en bruto, por así decirlo. 

    ㅡSu Majestad ya ha sido muy generoso ㅡdijo el consejero GeounSoo, embajador de Busan. 

    Paseaban a lo largo del mirador. Habían cenado carnes especiadas envueltas en hojas de parra mientras el calor del mediodía era ventilado lejos de sus reclinatorios por atentos esclavos. GeounSoo se sintió generosamente dispuesto a admitir que aquel país de bárbaros tenía sus encantos. La comida era rústica, pero los esclavos eran impecables: perfectamente obedientes, entrenados para estar siempre atentos y anticiparse, nada parecido a las mimadas mascotas de la Corte de Busan. 

    La galería estaba cercada por dos docenas de esclavos en exhibición. Todos estaban desnudos o apenas vestidos con sedas transparentes. Alrededor de sus cuellos llevaban collares de oro decorados con rubíes y tanzanitasy en sus muñecas, puños del mismo material. Todo ello era puramente ornamental. Los esclavos se arrodillaron demostrando su voluntaria sumisión.  

    Iban a ser un regalo del nuevo Rey de Daegu al Regente de Busan; un regalo muy generoso. Tan solo el oro valía una pequeña fortuna, además de  que los esclavos eran, sin duda, algunos de los mejores de Daegu. En secreto, GeounSoo ya había destinado una de las esclavas del palacio para su uso personal, una joven recatada de cintura delgada y hermosos ojos oscuros con pestañas muy pobladas. 

    Al llegar al otro extremo de la galería, DaeHee, guardián de los esclavos Reales, se inclinó bruscamente, al mismo tiempo que juntaba los talones de sus botas acordonadas de cuero marrón. 

    ㅡAh. Aquí estamos ㅡdijo lady ChaeYoung sonriendo. 

    Entraron en una antecámara y los ojos de GeounSoo se ensancharon. 

    Amarrado y bajo fuerte custodia, había un esclavo diferente de cualquier otro que hubiera visto en su vida. 

    De poderosos músculos y físicamente imponente, no cargaba las endebles cadenas que adornaban a los otros esclavos del vestíbulo. Sus restricciones eran reales. Sus muñecas estaban amarradas a la espalda,  las piernas y el torso, atados con gruesas cuerdas. A pesar de todo aquello, la fuerza de su cuerpo parecía a duras penas contenida. Sus ojos oscuros brillaban con furia por encima de la mordaza, y si se lo miraba de cerca, se podían ver los rojos verdugones detrás de las fuertes  correas  que sujetaban su pecho y muslos, producto de una lucha feroz contra esas ataduras. 

    El pulso de GeounSoo se aceleró, reaccionando casi con pánico. «¿Un diamante en bruto? Ese esclavo era más bien un animal salvaje, no se parecía en nada a los veinticuatro gatitos mansos que se alineaban en el vestíbulo». El poder absoluto que emanaba de su cuerpo, apenas podía mantenerse bajo control. 

    GeounSoo miró a DaeHee, que se había quedado atrás, como si la presencia del esclavo lo pusiera nervioso. 

    ㅡ¿Todos los esclavos nuevos son atados?ㅡpreguntó GeounSoo, tratando de recuperar la compostura. 

    ㅡNo, solo él. Él es… ㅡDaeHee vaciló. 

    ㅡ¿Sí? 

    ㅡNo está acostumbrado a ser manipulado ㅡconcluyó DaeHee, dando una inquieta mirada de reojo a lady ChaeYoungㅡ. No ha sido entrenado.
      
    ㅡVuestro príncipe, según hemos oído, disfruta de los desafíos ㅡ dijo la mujer. 

    GeounSoo trató de contener su reacción cuando volvió la mirada hacia el esclavo. Era altamente cuestionable que ese bárbaro regalo atrajese la atención del Príncipe, cuyos sentimientos hacia los habitantes salvajes de Daegu carecían de calidez, por decir lo menos. 

    ㅡ¿Tiene un nombre? ㅡpreguntó GeounSoo. 

    ㅡVuestro príncipe es, por supuesto, libre de ponerle el nombre que quiera ㅡdijo lady ChaeYoungㅡ. Pero creo que complacería mucho al Rey si lo llamase “Tae”. ―Sus ojos centellearon. 

    ㅡLady ChaeYoung ㅡmasculló DaeHee como si protestara, aunque, por supuesto, eso era imposible. 

    GeounSoo cambió la mirada de uno a otro. Notó que esperaban algún comentario de su parte. 

    ㅡEsa es, sin duda, una interesante opción de nombre ㅡdijo. En realidad, estaba horrorizado. 

    ㅡEl Rey lo cree asíㅡ confirmó lady ChaeYoung, estirando los labios ligeramente. 
    Mataron a su esclava SukJa con un corte rápido de espada en la garganta. Era una esclava de palacio, sin entrenamiento en combate y tan dulcemente obediente que si se le hubiera pedido, se habría arrodillado y desnudado su propia garganta para el golpe. No se le dio la oportunidad de obedecer o resistir. Se desplomó sin hacer ruido, sus pálidas extremidades quedaron inmóviles sobre el mármol blanco. Debajo de ella, la sangre lentamente comenzó a extenderse sobre el suelo marmóreo. 

    ㅡ¡Arrestadlo! ㅡgritó un soldado de entre los que entraron a raudales en la recámara, un hombre de pelo castaño y lacio. Tae quizá se hubiera dejado atrapar debido al desconcierto, pero fue en ese instante que dos de los soldados pusieron sus manos sobre SukJa y la mataron. 

    Al finalizar la primera reyerta, tres de los soldados acabaron muertos y Tae quedó en posesión de una espada. 

    El resto de los hombres lo enfrentaron vacilando y rehuyéndole. 

    ㅡ¿Quién os ha enviado? ㅡcuestionó el príncipe TaeHyung. 

    El soldado de pelo lacio respondió:  

    ㅡEl Rey. 

    ㅡ¿Mi padre? ㅡCasi bajó la espada.  

    ㅡBaekHyun. Vuestro padre ha muerto. Agarradlo. 

    Combatir era parte de la naturaleza de Tae, cuyas destrezas se basaban en la fortaleza física, la aptitud natural y la práctica rigurosa. Pero aquellos hombres habían sido enviados contra él por otro que conocía muy bien sus virtudes, y debido a ello, no desestimó la cantidad de soldados que necesitaría para dominar a un hombre de tal calibre. 

    Superado en número, con los brazos retorcidos a la espalda y una espada en su garganta, Tae no podía durar mucho tiempo antes de ser capturado. 

    En ese momento, había creído ingenuamente que iba a  ser asesinado. En lugar de eso fue golpeado, restringido y, como cuando se liberó había producido una gratificante cantidad de daño aun estando desarmado, fue golpeado nuevamente. 

    ㅡSacadlo de aquí ㅡdijo el soldado del pelo lacio, mientras se limpiaba con el dorso de la mano la fina línea de sangre que surcaba su  sien.  
    Fue arrojado a una celda. Su mente, que no conocía dobleces, no podía entender lo que estaba sucediendo. 

    ㅡLlevadme a ver a mi hermano ㅡdemandó y los soldados se rieron; uno de ellos le dio una patada en el estómago. 

    ㅡVuestro hermano es el que dio la orden ㅡse burló otro. 

    ㅡEstás mintiendo. BaekHyun no es ningún traidor. 

    Pero la puerta de su celda se cerró de golpe y la duda se instaló en su mente por primera vez.  

    «Eres un incauto», una pequeña voz le empezó a susurrar; no lo había anticipado, no lo había visto venir; o quizá se había negado a verlo, al no dar crédito a los oscuros rumores que parecían denigrar el honor con que un hijo debería  enfrentar  los últimos días de un padre enfermo y moribundo. 

    En la mañana vinieron por él; en ese instante, la comprensión de todo lo que había ocurrido y el deseo de enfrentar a su captor con coraje y apesadumbrado orgullo, lo llevaron a permitir que le fijaran los brazos detrás de la espalda, sometiéndose a la brusca manipulación, y a avanzar, al ser impulsado por un fuerte empujón entre los hombros. 

    Cuando se dio cuenta de adónde lo llevaban, comenzó a luchar de nuevo, con violencia. 

    La habitación estaba simplemente esculpida en mármol blanco. El suelo, también de mármol, se inclinaba levemente, terminando en un arroyuelo artificial discretamente tallado. Del techo colgaban un par de grilletes, a los que Tae, a pesar de su enérgica resistencia, fue encadenado en contra de su voluntad, con los brazos izados por encima de su cabeza. 

    Esos eran los baños de los esclavos. 

    Tae tironeó de las restricciones. No se movieron. Sus muñecas ya estaban muy magulladas. En ese lado del baño, un conjunto de almohadones y toallas se organizaban  de manera atrayente. Botellas de cristal coloreado de diversas formas, conteniendo una gran variedad de aceites, centellearon como joyas en medio de los cojines. 

    El agua estaba perfumada, lechosa y decorada con pétalos de rosa ahogándose lentamente. Todas las delicadezas. Aquello no podía estar sucediendo.  Tae sintió una contracción en el pecho; furia, indignación, y en algún lugar debajo de estas, enterrada, una nueva emoción que le retorcía y le revolvía el estómago. 

    Uno de los soldados lo inmovilizó apresándolo desde atrás.  El otro comenzó a desvestirlo. 

    Sus ropas fueron desprendidas y quitadas rápidamente. Las sandalias le fueron cortadas de los pies. La quemadura de la humillación ardiéndole a través de las mejillas; Tae estaba de pie, desnudo y encadenado, el calor húmedo del vapor de los baños serpenteando contra su piel.  

    Los soldados se retiraron hacia el corredor abovedado donde una figura los despidió; su rostro cincelado, hermoso y familiar. 

    DaeHee era el Guardián de los Esclavos Reales. La suya era una posición de prestigio otorgada por el rey TaeYang. Tae fue golpeado por una oleada de ira tan poderosa que casi le robó la visión. Cuando volvió en sí, notó la forma en que DaeHee lo estaba evaluando. 

    ㅡNo te atrevas a poner una mano sobre mí. 

    ㅡTengo órdenes ㅡinformó el Guardián a pesar de que reculó. 

    ㅡTe mataré ㅡadvirtió Tae. 

    ㅡTal vez… una mujer… ㅡpensó DaeHee; retrocedió un paso y susurró al oído de uno de sus acompañantes, quien hizo una reverencia y salió de la habitación. 

    Una esclava entró un momento después. Seleccionada con esmero, coincidía con todo lo que se sabía de los gustos de Tae. Su piel era tan blanca como el mármol de los baños y su cabello rubio estaba sencillamente recogido exponiendo la elegante columna de su cuello. Sus pechos eran llenos y abultados debajo de la gasa, sus pezones rosados eran apenas visibles. 

    Tae la vio acercarse con la misma cautela con la que seguiría los movimientos de un oponente en el campo de batalla, a pesar de que no le era extraño el ser atendido por esclavas. 

    Ella levantó la mano para quitarse el broche del hombro. La gasa deslizándose expuso la curva de un seno, la cintura delgada, las caderas, y siguió su camino hacia abajo. Sus ropas cayeron al suelo. Entonces, cogió un recipiente con agua. 
    Desnuda, bañó su cuerpo, enjabonando y enjuagando sin prestar atención a la forma en la que el agua se derramaba contra su propia piel y salpicaba la curva de sus pechos. Finalmente, humedeció y enjabonó su cabello lavándolo completamente; para terminar, se puso de puntillas y volcó sobre la parte posterior de su cabeza una de las bateas pequeñas de agua tibia. 

    Tae se sacudió como un perro. Miró a su alrededor buscando a DaeHee, pero el Guardián de los Esclavos parecía haber desaparecido. 

    La esclava tomó uno de los frascos de colores y se sirvió un poco de aceite en la palma. Recubriendo sus manos, comenzó a trabajar la sustancia sobre su piel con movimientos metódicos, aplicándola en todas partes. Lo miró avergonzada, aun cuando sus caricias eran deliberadamente lentas, y se meneaba contra él. Los dedos de Tae se tensaron contra las cadenas. 

    ㅡYa es suficiente ㅡdijo ChaeYoung, y la esclava se alejó de Tae, postrándose en el suelo de mármol mojado instantáneamente. 

    Tae, manifiestamente excitado, sufrió la relajada mirada evaluadora de ChaeYoung. 

    ㅡQuiero ver a mi hermano ㅡpidió. 

    ㅡNo tienes hermano ㅡdijo ChaeYoungㅡ. Ni tienes familia. Ni tienes nombre, rango o posición. A estas alturas, deberías saber eso al menos. 

    ㅡ¿Esperas que me someta a esto? Ser dominado por… quién…  ¿DaeHee? Le arrancaré la garganta. 

    ㅡSí. Lo harías. Pero no estarás sirviendo en el palacio. 

    ㅡ¿Dónde? ㅡexigió rotundamente. 

    Ella lo miró fijamente. 

    Tae preguntó:  

    ㅡ¿Qué es lo que has hecho? 

    ㅡNada ㅡdijo ellaㅡ, excepto elegir entre los hermanos. 

    Se habían visto por última vez en su habitación en el palacio; su mano había presionado su brazo.  

    Parecía una representación pictórica. Sus rizos en perfectos tirabuzones, la alta frente lisa y las facciones clásicas que la caracterizaban. Donde DaeHee había vacilado, las delicadas sandalias prosiguieron su camino sobre el mármol mojado con paso tranquilo y seguro hacia él. 

    Tae preguntó:  

    ㅡ¿Por qué mantenerme vivo? ¿Qué “necesidad” hay de ello? Todo parece bien realizado, excepto por esto. ¿Es… ㅡSe calló; ella deliberadamente malinterpretó sus palabras. 

    ㅡ¿”Amor fraternal”? No conoces a tu hermano en absoluto, ¿verdad? ¿Qué es una muerte sino fácil, rápida? Se supone que te perseguirá para siempre, pero la única vez que te venció fue la única vez que importaba. 

    Tae sintió su rostro cambiar de forma. 

     ㅡ¿Qué? 

    Ella tocó su mandíbula, sin miedo. Sus dedos eran delgados, blancos e impecablemente elegantes. 

    ㅡYa veo por qué prefieres la piel pálida ㅡdijoㅡ. La tuya esconde los moretones. 

    Después de que le cerraran el collar de oro y colocaran puños en sus muñecas, pintaron su cara.

    No había ningún tabú en Daegu respecto a la desnudez masculina, pero la pintura era la marca de un esclavo, y era degradante. Pensó que no habría mayor humillación que cuando fue arrojado al suelo delante de DaeHee. En ese momento vio la cara del hombre y su voraz expresión.

    ㅡPareces... ㅡ DaeHee lo miró fijamente. 

    Los brazos de Tae estaban atados a su espalda, y las restantes restricciones habían limitado sus movimientos a poco más que una cojera. Por si fuera poco, estaba tirado en el suelo a los pies de DaeHee. Se irguió sobre sus rodillas, pero las manos de dos guardias le impidieron que se levantara más.  

    ㅡSi lo hiciste para mejorar tu posición ㅡdijo Tae, con odio absoluto reflejado en la voz ㅡ, eres un tonto. Nunca ascenderás. No se puede confiar en ti. Ya has traicionado en beneficio propio una vez… 

    El golpe desplazó su cabeza hacia un lado. Tae se pasó la lengua por el interior de los labios y saboreó la sangre. 

    ㅡNo te he dado permiso para hablar ㅡdijo DaeHee. 

    ㅡ Golpeas como un catamita alimentado con lecheㅡ dijo Tae. DaeHee dio un paso atrás, con la cara pálida. 

    ㅡ¡Amordazadle! ㅡordenó, y Tae luchando se resistió nuevamente, en vano, contra los guardias. Su mandíbula fue expertamente separada y un grueso hierro envuelto en tela fue forzado dentro de su boca y rápidamente atado. No podía emitir más que un murmullo amortiguado; sin embargo, miró furioso a DaeHee por encima de la mordaza con ojos desafiantes. 

    ㅡNo lo habéis entendido todavía ㅡadvirtió DaeHeeㅡ. Pero lo haréis. Tendréis que aceptar que eso que dicen en el palacio, en las tabernas y en las calles es cierto. Tú eres un esclavo. No vales nada. El Príncipe TaeHyung está muerto. 


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    Tae es un héroe guerrero de su pueblo y el heredero legítimo del  trono de Daegu, pero cuando su medio hermano toma el poder, Tae es capturado, despojado de su identidad y enviado al servicio del príncipe de una nación enemiga como esclavo de placer.

    Su nuevo amo es hermoso, manipulador y peligroso; el príncipe JiMin personifica lo peor de la Corte de Busan. Sin embargo, dentro de la insidiosa red política busanian, nada es lo que parece; cuando Tae se encuentra atrapado en el juego de intrigas referentes a la sucesión al trono, deberá colaborar con JiMin para sobrevivir y salvar a su país.

    Tae solo tiene una estrategia: nunca, jamás, revelar su verdadera identidad. Porque el hombre que más necesita es también aquel que tiene más razones para odiarle que ningún otro...




    𝑃𝑟𝑜́𝑙𝑜𝑔𝑜

    𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝟣

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    Parte 2: Hambriento.




     "Si te llaman mi perra, tú dices que eres mi perra." Un susurro caliente contra su oreja, mientras el firme, musculoso, cuerpo presionó contra él por detrás. "Tú eres mi propiedad, Ojos Azules. Recuerda eso. Mí cosa."

    Jimin se despertó sobresaltado y se quedó mirando el techo confundido por un momento antes de recordar en donde estaba. Su dormitorio. Correcto. Él ya no estaba en la prisión. Se había acabado. Era libre.

    Era libre de él.

    Un ronquido tranquilo justo a su lado hizo a Jimin voltear la cabeza.

    Chaeyoung dormía a su lado, su bonito rostro pacífico y su piel, como de porcelana, brillante a la luz de la luna que llegaba de la ventana.

    Se había acabado.

    Se había acabado.

    Jimin lo repitió durante los siguientes minutos, pero fue inútil: él todavía estaba tenso y en alerta, en más de un sentido.

    Cerró los ojos y respiró profundamente, tratando de coincidir con la respiración de su novia.

    No funcionó.

     Quizás Chaeyoung tenía razón y él realmente necesitaba ver a un terapeuta después de todo.

    "Fue una experiencia traumática para ti", ella le había dicho solamente el otro día. "Un psicólogo te ayudaría, amor. "

    Una experiencia traumática.

    Los labios de Jimin retorcidos. Ella no sabía ni la mitad, aunque a veces se preguntaba si ella sospechaba algo. Chaeyoung nunca había preguntado, pero no era estúpida. Teniendo en cuenta sus... problemas, probablemente ella sospechaba que algo le habían hecho a él en la cárcel. Ella probablemente pensó que había sido violado.

    Una risa áspera escapó de la garganta de Jimin. Si tan solo ella supiera. Incluso pensando en la expresión de Chaeyoung si alguna vez se enteraba... Hizo su cara arder de pudor y vergüenza. Nunca se había considerado a sí mismo homofóbico y había sido de la opinión de que no había nada malo en ser gay; simplemente no tenía nada que ver con él. Siempre supo que era heterosexual.

    ¿Qué pensaría su mamá si ella estuviera todavía viva?

    Jimin tragó duro. Había pasado casi un año desde que había muerto - él todavía estaba en prisión en ese entonces - y el dolor se había embotado, pero en momentos como este, de soledad, momentos solitarios, la extrañaba.

    Suspirando, Jimin giró sobre su estómago y hundió la cara en la almohada. Cerró los ojos e intentó contar sus respiraciones, trató de centrarse en cuantas respiraciones estaba tomando, dentro y fuera. No funcionó. La almohada era demasiado suave. El colchón era demasiado suave. La habitación estaba demasiado caliente.

    Maldita sea.

    Un año. Él había estado en la cárcel sólo por un año, pero todo - su libertad, Chaeyoung, su relación - todavía se sentía surrealista. A veces, sentía como que su entorno desaparecería en cualquier momento y sería reemplazado por una pequeña, fría celda y un brazo pesado, posesivo, colgando sobre su estómago.

    Jimin maldijo entre dientes. No. No pensaría sobre eso. No pensaría en él. Se había acabado. Era normal de nuevo.

    Lo era.





    Chaeyoung era muy bonita, con curvas en todos los sitios correctos, y esbelta en cualquier otra parte. Ella haría salivar a cualquier hombre con sangre roja.

     Aun así, una vez más, Jimin se encontró a sí mismo alejándose y mirando a su blanda polla consternado. Se sentó y se pasó una mano por la cara. "Lo siento."

     Detrás de él, Chaeyoung dejó escapar un suspiro. "¿Quieres hablar sobre ello?"

    "No", dijo, rodando fuera de la cama. Su cara roja de vergüenza y dándole la espalda, se puso sus shorts. No podía mirarla.

    "Realmente creo que tu necesitas ver un terapeuta," dijo ella con cuidado.

    Odiaba ese tono. Ella lo trataba como si fuera una persona muy enferma. Tal vez lo era.

    "Yo no necesito un terapeuta," Jimin espetó.

    "Sé razonable", dijo. "Han pasado cinco meses, pero es evidente que tu aún tienes problemas. Yo no estoy incluso hablando sobre... esto. Tú continúas empujándome lejos, ¡Tengo que preguntarte si me puedo quedar a pasar la noche! Apenas duermes, y cuando lo haces, te he visto gemir en sueños, como si estuvieras en dolor. Tú no me hablas. ¡La mitad del tiempo estás tan distante que se siente como si no estuvieras aquí!"

    Jimin espetó: "Si yo apesto tanto, ¿por qué sigues aquí?"

    El silencio siguió a sus palabras.

    "¿Quieres que te deje en paz? ¿Es eso lo que quieres?"

    Suspirando, Jimin se dio la vuelta y caminó hacia ella. "Lo siento," dijo, envolviendo sus brazos alrededor suyo. "Yo no lo decía en serio. Lo siento. Sabes que te quiero."

     Él apretó la cara contra su pelo que olía dulce y cerró los ojos. Ella era tan suave en sus brazos. Tan pequeña. Tan frágil.

    Tan errada, una voz susurró en el fondo de su mente.

    Jimin se mordió el labio con fuerza y abrió los ojos. "Veré a un terapeuta."





    "Háblame de él." La voz de la doctora Richardson era muy agradable y amistosa.

    Jimin se preguntó si era parte de su entrenamiento. Probablemente.

    "¿Quién?" Dijo, mirando a sus manos.

    "Taehyung. El hombre con el que compartió una celda. ¿Cómo era su relación?"

    Jimin se encogió de un hombro, todavía mirando sus manos. "Suficientemente normal, supongo."

    La Dra. Richardson suspiró. "Jimin, tienes que ser honesto conmigo. No hay ningún punto en que vengas a verme si no lo eres. Estoy aquí para ayudarte. Cualquier cosa que me digas se queda en este cuarto".

    Jimin se la quedó mirando. Los ojos grises de la mujer se encontraron con los suyos. Ella parecía bastante sincera.

     "¿Realmente no le dirás nada a mi novia?"

    "No lo haré. En mi línea de trabajo, la confianza es extremadamente importante. Nunca traicionaría la confidencialidad médico-paciente. Ahora, por favor cuéntame sobre Taehyung".

    Jimin volvió a mirarse las manos. "¿Qué quieres saber?"

    "¿Has tenido relaciones sexuales con él?"

    Jimin se humedeció los labios. "¿Cómo lo has adivinado?" Murmuró.

    "No hay necesidad de estar avergonzado." La voz de la doctora Richardson era comprensiva. "Hubiera estado más sorprendida si algo así no te hubiera sucedido, teniendo en cuenta tu apariencia física."

    Jimin dejó escapar una breve carcajada. "¿Gracias?"

    "Realmente no hay nada de qué avergonzarse. Los estudios demuestran que por lo menos el veinte por ciento de los reclusos son presionados para tener relaciones sexuales. La cifra es probablemente mucho más alta, la mayoría de los reclusos simplemente no lo admiten, temiendo que los arruinará si alguien se entera".

    Jimin continuó mirando sus manos.

    La Dra. Richardson volvió a suspirar. "Muy bien. Por favor describe a Taehyung utilizando tres palabras".

    "Idiota" dijo Jimin. "Seguro de sí mismo. Grande." Él frunció el ceño. "Aunque no es en realidad tan grande. Yo no estoy seguro de por qué dije eso. Claro, él es alto y está en forma, pero no está construido como un tanque".

    Ella anotó algo en su cuaderno. "¿Dirías que lo odias?"

    Jimin se rió entre dientes. "¿Qué crees? Por supuesto que lo odiaba. Él... él me convirtió en... en su cosa. Y todo el mundo lo sabía." Apretó los dedos en puños.

    Silencio. Jimin no se atrevía a mirar a la terapeuta.

    "Jimin" dijo al fin. "Voy a preguntarte algo, y quiero que sepas que no estoy tratando de ofenderte. Independientemente de tu respuesta, no va a cambiar nada".

    No le gustaba ya. "Bien. Preguntame".

    "¿Encontraste las relaciones sexuales con tu compañero de celda físicamente agradables?"

    Jimin aspiró una bocanada de aire. "Soy heterosexual."

    "Eso no es lo que pregunté", dijo suavemente. "Si el compañero de uno es experimentado, el coito sexual puede ser agradable, independientemente de la sexualidad de uno."

    "No... no era terrible, supongo."

     "¿Alguna vez has alcanzado el orgasmo con él?"

    Jimin miró a un lado, y luego a la ventana, y luego a la estantería. "Sí" dijo, con incomodidad.

    "¿Así que fue una pareja sexual considerada?"

    "No realmente."

    Hubo silencio mientras ella procesaba sus palabras. "¿Quieres decir que fue rudo contigo, pero aun así tu experimentaste un orgasmo?"

    "¿Importa?" Dijo Jimin, con la cara en llamas.

    La Dra. Richardson lo estudió por un momento. "Muy bien, no vamos a hablar de ello en esta ocasión si no quieres. Vamos a hablar de tu novia".

    "¿Chaeyoung? ¿Qué hay con ella?"

    "¿La amas?"

    "Por supuesto", dijo Jimin rápidamente. "Hemos estado juntos por años."

    La mirada de la Dra. Richardson le desconcertó un poco. "¿Has tenido relaciones sexuales con tu novia desde que fuiste liberado de la cárcel?"

    Jimin se removió. "Si, seguro ."

    "¿Es tan satisfactorio como antes?

     Él cruzó sus brazos sobre el pecho. "¿Qué clase de pregunta es esa?"

    "Sólo una pregunta simple. Por favor, contéstala con sinceridad. No voy a juzgarte".

    Jimin vaciló. "Es lo suficientemente bueno", dijo incómodo. "Pero..."

    La doctora esperó pacientemente.

    "Pero se siente raro," Jimin terminó, sin mirarla.

    "¿Raro?"

    "Me siento como... como que algo falta."

    "¿Podrías explicarme, por favor?"

    Su tono tranquilo y profesional le ayudó.

    "Se siente mal para ser el - el... Quiero decir - es solo que ella espera que yo inicie el sexo, haga todo el trabajo y le de placer, pero..." Se calló, demasiado avergonzado para terminar.

    "Pero te has acostumbrado a estar en el extremo receptor," la Dra. Richardson terminó por él.

    Jimin se encogió. Al menos ella no había dicho que se había acostumbrado a tener una polla dentro de él cuando acababa.

    "Sí", dijo a regañadientes, mirando hacia abajo.

     Su tono fue cuidadoso mientras dijo, "Creo que deberías hablar sobre el problema con tu novia. Quizás ella estaría dispuesta a asumir un rol más agresivo".

    Jimin estaba bastante seguro de que hasta sus orejas estaban rojas. "¿No se supone que deberías curarme en lugar de darme consejos como ese?"

    "Las preferencias sexuales no pueden curarse". Querer un papel más sumiso en el sexo no es malo. Tus preferencias sexuales simplemente parecen haber cambiado".

    Jimin agarró fuertemente su muslo con los dedos. "Muy bien. Voy a hablar con Chaeyoung." Se puso de pie.

    Ella sonrió. "Te veo en una semana, Jimin."





    Una semana más tarde, Jimin se encontró de nuevo en la misma silla, con la Dra. Richardson sentada frente a él.

    "¿Has hablado con tu novia?" Preguntó.

    "Sí."

    "¿Estaba dispuesta a tu sugerencia?"

    "Sí."

    Silencio.

     "Jimin, necesito que me digas más que eso. Soy médica, no lo olvides. No tienes nada de lo que avergonzarte."

    Jimin respiró hondo. Ella tenía razón: ella era una doctora. Ella probablemente ha escuchado cosas más extrañas a diario. "Lo intentamos. Chaeyoung estaba incluso emocionada nosotros nunca habíamos tratado algo así antes".

    "¿Fue satisfactorio?"

    Jimin vaciló. "Un poquito mejor que antes." Pero sólo porque se las había arreglado para mantener su erección. Mayormente había sido simplemente incómodo y bochornoso como el infierno. Había cerrado los ojos y yacido pasivamente, dejando que ella hiciera lo que quisiera con él, dejándola usar su cuerpo, pero todavía se sentía raro. Ella era demasiado liviana. Demasiado pequeña. Demasiado suave.

    "Ya veo," dijo la Dra. Richardson. "¿lo hicieron Chaeyoung y tú otra vez?"

    "No."

    "¿Por qué no?"

    "Se sentía raro. Fue... insatisfactorio." Lo fue. A pesar de haber acabado, había sido el orgasmo menos satisfactorio de su vida. Vacío. Después, Jimin se sintió incómodo y sucio, y él no podía mirar a los ojos a Chaeyoung. Ella no dijo nada, pero había habido desconfianza y malestar en su rostro desde entonces.

    "¿Has considerado visitarlo en la prisión?"

     Jimin se aferró al apoyabrazos. "¿Para qué?"

    "Para conseguir un cierre, tal vez. ¿Cómo se separaron?"

    A Jimin le tembló el labio. "No bien. Él... Él me ignoró en el último par de días antes de mi liberación". Y eso le desequilibró. Mal. Más de lo que Jimin dejó que se viera. Se había dicho a sí mismo que se alegraba, pero era extraño no tener las manos de Taehyung sobre todo él. Taehyung no le había tocado por dos días, pero cuando Jimin estaba a punto de salir, Taehyung lo agarró y golpeó sus bocas juntas, el beso castigador, enojado y cruel. Jimin solo abrió los labios, se aferró y sostuvo. Taehyung fue en realidad quien lo empujó lejos con un áspero, "¡Lárgate a la mierda, Ojos Azules!".

    El recuerdo lo puso más que un poco incómodo. Hizo que su estómago le doliera.

    "¿Se sintió feliz cuando se separaron?", Preguntó la doctora Richardson.

    Jimin miró hacia abajo. "Seguro."

    "Jimin", la Dra. Richardson lo reprendió.

    "¿Qué quieres que te diga?", Espetó, mirando hacia arriba. "¿Que yo quería quedarme y pasar mi vida entera siendo follado por el culo por mi compañero de celda?"

    "Si es verdad, sí," dijo ella calmadamente, para nada inmutada.

    Jimin se rió, el sonido nítido y sin sentido del humor.

    Se echó a reír y no podía parar de reír.

     "No lo sé", dijo cuándo la risa murió en su garganta. "La prisión jodía mi cabeza en más de un sentido. No tienes idea de cómo era. Él él fue lo único que me mantuvo cuerdo. La única cosa real. Pero lo odiaba. Odiaba cómo me hizo su . Yo no lo quería. Yo era un chico normal. Yo era normal. Yo no era el tipo de chico que no podía conciliar el sueño sin ser usado por otro tipo." Jimin sintió que sus mejillas se encendieron tan pronto como dijo eso.

    Pero la Dra. Richardson ni siquiera pestañeó. "Ya veo," dijo ella, escribiendo algo en su cuaderno. "¿Él... él usaba a otros presos?"

    Jimin apretó los labios. "No."

    "¿Cómo puedes estar tan seguro?"

    Jimin sonrió torcidamente. Porque él pasó la mayor parte del tiempo dentro mío. "Tú no sabes cómo es la vida en prisión. Todo el mundo sabe todo. Yo era al único que él tocaba".

    La Dra. Richardson ladeó la cabeza y lo estudió. "Si alguna vez te encontraras con él de nuevo, ¿qué harías?"

    Jimin se la quedó mirando. "Yo... yo no lo sé. Supongo que solo lo ignoraría. Yo soy normal ahora. Estoy de vuelta en mi vida normal. Yo sólo voy a ignorar al idiota. No es que importe - dudo que jamás lo vuelva a ver".

    Él no podría haber estado más equivocado.



     Jimin se dirigió a casa más tarde de lo habitual esa noche. Estaba oscureciendo ya, y apuró sus pasos. El distrito no era la parte más segura de la ciudad, incluso a plena luz del día, y después de un año en prisión, él todavía se sentía un poco incómodo en la oscuridad.

    Jimin eligió ir por el parque - era el camino más corto a casa - pero muy pronto, él lo lamentó. El parque estaba oscuro y silencioso, con varios postes de luz tenue iluminando al camino. No había nadie alrededor.

    Excepto que él se sentía observado.

    Hizo que se le pusiera la piel de gallina.

    Jimin comenzó a caminar más rápido.

    Su corazón se aceleró cuando escuchó pasos tras él. No podía caminar más rápido sin echarse a correr, por lo que se mantuvo atento, diciéndose a sí mismo que no fuera ridículo. Un año en prisión no debería convertirlo en un maricón, joder. Él podía cuidar de sí mismo.

    "¿Corriendo hacia casa a tu pequeña novia?"

    Jimin se detuvo abruptamente. Su presión arterial se elevó, su pulso se disparó y su corazón empezó a palpitar. Se paró, inmóvil, mientras los pasos se acercaban a él.

    Luego, se volvió lentamente.

     Él era tan alto y ancho de hombros como Jimin lo recordaba. Su pelo oscuro estaba un poco más largo. No estaba afeitado. Fue surrealista volver a verlo.

    Taehyung se detuvo a unos cuantos pasos de distancia. Jimin no podía leer bien su expresión mientras los oscuros ojos de Taehyung vagaban por todo su cuerpo.

    Jimin cruzó los brazos sobre su pecho. "¿Cómo... cómo escapaste de la prisión? ¿Cómo me encontraste?"

    "No me escapé" dijo Taehyung, su expresión imposible de leer. "¿Y qué te hace pensar que estaba buscándote?"

    Jimin se burló. "Sí, y nuestra reunión es sólo una coincidencia. Seguro."

    Taehyung levantó la mano y tomó la barbilla de Jimin, apretándola con fuerza. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Jimin. Taehyung levantó las cejas con una sonrisa burlona. "Tu fuiste sólo uno de varios juguetes que tuve durante los seis años que estuve en prisión. Tu no eres nada especial, Ojos Azules".

    Jimin abrió la boca y la cerró antes de fruncir el ceño. "Bueno ¿Por qué crees que me importa? No estamos más en prisión. Se acabó. Soy heterosexual."

    "Soy heterosexual, también", dijo Taehyung.

    "Bien."

     "Bien."

    Taehyung entró en su espacio personal.

    Jimin se humedeció los labios, su corazón comenzando a palpitar. "¿Taehyung?"

    Los ojos de Taehyung parecían infinitamente oscuros mientras miraba fijamente en él.

    Jimin sintió el calor propagarse a través de su cuerpo y una agitación extraña llenar su estómago.

    Los segundos pasaban en silencio mientras el aire entre ellos se volvía pesado y espeso con la tensión.

    ¿Tenía Taehyung que pararse tan cerca?

    Aléjate, maldita sea, se dijo a sí mismo enojado. Él ya no era una cosa de Taehyung. Él era normal.

    Pero se sentía como si el último medio año no hubiera pasado nunca. Su cuerpo se negó a moverse. Él estaba temblando.

    La mirada de Taehyung estaba fija en el pulso que latía rápidamente en la base de la garganta de Jimin.

    De repente, hundió su cara hacia abajo y apretó la nariz contra el cuello de Jimin. Dios. Jimin tomó una profunda respiración que hizo poco por calmar el estremecimiento necesitado que sacudía su cuerpo.

     Ellos no podían. Él no lo haría. Se había acabado. No debía dejar que suceda.

    Pero Taehyung estaba acariciando su cuello, su aliento caliente haciendo que su piel hormigueara, y Jimin no podía alejarse, no tenía la fuerza. Sus brazos treparon en torno a Taehyung y se envolvieron alrededor de su cintura flojamente.

    Por un momento, Taehyung se quedó completamente inmóvil antes de jalar de él contra sí mismo en un arrebato, apretándolo con tanta fuerza que Jimin apenas podía respirar. Jimin cerró los ojos y casi gimió ante el sentimiento del cuerpo caliente y firme de Taehyung contra el suyo y el olor familiar en sus ventanas nasales. Taehyung tenía su nariz detrás de la oreja de Jimin, sus respiraciones cortas entrecortadas, y dios. Dios. Se sentía como si estuviera drogado de Taehyung, su cuerpo hormigueando, su cabeza algo mareada, y Jimin apretó sus brazos, incapaz de obtener suficiente. Sus costillas dolían y apenas podía respirar, pero no le importaba.

    "Bebé". Taehyung empezó a arrastrar besos calientes subiendo por su cuello, a lo largo de la línea de su mandíbula, hacia su boca.

    Sus labios hormigueando con necesidad, Jimin volvió la cabeza y encajó sus labios juntos. Taehyung contuvo la respiración y, acunando el rostro de Jimin con ambas manos, lamió el labio inferior de Jimin antes de empujar su lengua dentro y besarlo profundamente. Jimin hizo un pequeño ruido; un gritito lo suficientemente necesitado para ser embarazoso si la vergüenza no pareciera tan lejana, en algún lugar al otro lado del zumbido de su sangre y la firmeza del cuerpo de Taehyung contra el suyo. Él lo necesitaba. Necesitaba sentirlo. Lo ansiaba. Ahora.

    Como en un sueño, se sintió caer de rodillas allí mismo, en medio del vacío parque público, y acarició la erección de Taehyung a través de sus pantalones vaqueros con avidez.

    Miró hacia arriba. La mano de Taehyung se enterraba en su cabello y empujaba la cara de Jimin contra el bulto bajo sus jeans.

    "Adelante", dijo, su voz ronca y ojos oscuros fijos en él. Jimin tragó, agarró la cintura de los pantalones de Taehyung y liberó al botón de su ojal. Sus dedos temblaban.

    Después de que Jimin tanteó torpemente durante unos segundos la cremallera, Taehyung gruñó y lo hizo por sí mismo, jalando sus boxer y sus pantalones hasta la mitad de sus muslos.

    Jimin se quedó mirando a los fuertes y peludos muslos de Taehyung y su gorda, larga polla, la gran, cabeza roja apenas empezaba a asomarse del prepucio, y sintió hacérsele agua la boca. Se inclinó, acariciando en el pliegue de la ingle de Taehyung y aspiró. El olor de Taehyung era tan espeso aquí, tan bueno, y Jimin gimió un poco, apretando y acariciando los muslos de Taehyung con los dedos.

    Él empujó los muslos de Taehyung más separados, necesitado y hambriento mientras perseguía aquellos aromas en los testículos de Taehyung, lamiéndolos. Cristo, echaba de menos esto.

    "Jimin... joder."

     La mente de Jimin estaba tan brumosa con el deseo que la voz de Taehyung le sonaba muy lejana, no parecía real. Necesitó de los dedos de Taehyung en su pelo, arrastrando su cabeza hacia atrás, para traerlo de regreso. Jimin parpadeó y se quejó con su garganta, necesitando Necesitando-.

    Taehyung miró abajo hacia él. Jimin le devolvió una mirada hambrienta antes de que Taehyung jurara a través de un jadeo, se apoderara de su pene y lo empujara en la boca de Jimin.

    Dios. Jimin amó la forma en que llenó su boca, amó la forma en que los dedos de Taehyung acunaron su cráneo, firme y enérgicamente. Cerró los ojos y lamió a través de esa cabeza pulida, otra explosión de sabores y sensaciones familiares. Había pasado tanto tiempo. Él sorbió y chupó, saboreando el gusto del pre semen de Taehyung como si su mundo se redujera a la polla en su boca. Taehyung gruñó, sus dedos flexionándose en el cabello de Jimin. Jimin chupó la polla más duro, tomándola más profundamente, follando su boca más y más atrás, su propia polla dura, dolorosa y punzante. No era suficiente. Quería más. Quería algo diferente.

    Jimin deslizó sus manos hacia atrás, bajo la firme curva del culo de Taehyung, sintiendo la tensión en su cuerpo. Jimin jaló y Taehyung casi pierde el equilibrio, la polla empujando profundamente; Jimin no pudo respirar por un momento, pero el sonido que hizo Taehyung, dolorido y totalmente desesperado y solo lo suficientemente alto, valió cada punzada en su mandíbula, valió el suave mareo por respirar sólo a través de su nariz, rápido y áspero.

     Pero un momento después - demasiado pronto - Taehyung se recuperó, su peso empujando hacia atrás, alejándolo - No. Jimin abrió la boca más ancha y levantó la vista para encontrarse con los ojos vidriosos de Taehyung.

    Jódeme. Jódeme.

    Taehyung inhaló bruscamente.

    "No puedo controlarme" dijo Taehyung entre dientes. "Ahora no. Voy a hacerte daño, maldita sea."

    Entonces hazme daño.

    Mirándolo a los ojos, Jimin tiró de las caderas de Taehyung otra vez, haciendo que empuje entre sus labios, obligándolo a que lo hiciera de nuevo, más fuerte, más duro, hasta que Taehyung finalmente cedió y se dejó ir; hasta que sostuvo la cabeza de Jimin en su sitio y jodió su boca, duro y cruel. Jimin gimió alrededor de la polla, disfrutando de la forma en que lo extendía, la forma en que se sentía, cercano a las náuseas y sin poder respirar, un estremecimiento recorriéndolo a través de su cuerpo y haciendo que su polla presionara dolorosamente la parte delantera de sus pantalones. Él necesitaba esto. Ser usado como una cosa, como un agujero. Como su cosa.

    Ahora las embestidas de Taehyung eran mucho más erráticas, pero eso sólo lo hizo mucho mejor; el conocimiento de que él era vulnerable, completamente indefenso, y completamente a merced de Taehyung mientras la polla del hombre empujaba contra la parte posterior de su garganta. Taehyung podía ahogarlo, él podía hacerle cualquier cosa. Él no lo haría, pero podía, y eso hizo temblar a Jimin.

    Jimin podía sentir que Taehyung estaba cerca, podía sentirlo en el vacilante y frenético ritmo. Él estaba listo para tomarlo cuando Taehyung comenzó a follar su boca más duro, sus embestidas volviéndose descontroladas, la garganta de Jimin extendiéndose para acomodar la pujante polla siendo empujada dentro y fuera de él. Taehyung agarró el cabello de Jimin más duro y embistió su polla en su garganta, empujando en el canal apretado; el gimió, sonando casi dolorido, y encabritó sus caderas, viniéndose en la parte posterior de la boca de Jimin. Jimin tragó su corrida con avidez, hambriento, hambriento de ella. Dios.

    Con un suave suspiro, Jimin dejó que la ablandada polla se deslizase fuera lentamente.

    Una mano acarició su mejilla, y Jimin se frotó contra ella como un gato, su piel tersa e hipersensible.

    "Buen chico" Taehyung susurró con voz ronca.

    Los ojos de Jimin se abrieron de golpe cuando la realidad se estrelló en él. Él simplemente acababa de chupar a su ex compañero de celda en el medio de un parque público, como algún... alguna pequeña puta chupa pollas hambrienta. Si alguien lo había visto, si alguien sabía... si Chaeyoung sabía...

    Una culpa enfermiza le retorció el estómago, y Jimin se puso de pie, sonrojado y todavía dolorosamente duro.

     "Esto... esto nunca sucedió" gruñó. "Esto fue un error. Déjame solo. Soy heterosexual."

    Taehyung se subió la cremallera y tiró de Jimin hacia él. "Puedes decirte a tí mismo lo que quieras" dijo en voz baja, agarrando fuerte la barbilla de Jimin. "Pero tú eres mío. Siempre serás mío. Es por eso que me chupaste la polla. Debido a que le pertenece a tu boca." Su otra mano manoseaba el culo de Jimin, confiado y posesivo. Su voz cayendo. "Pertenece dentro de ti."

    Jimin no pudo detener un gemido cuando Taehyung deslizó un dedo por debajo de la cintura de sus vaqueros para chocar entre sus nalgas.

    "Vete a la mierda" dijo débilmente, pero su cuerpo estaba empujando contra el dedo y sus rodillas estaban débiles. Él quería. Lo quería a él.

    No. Chaeyoung.

    Respirando con dificultad, Jimin se tambaleó hacia atrás. "Déjame en paz. Tengo una novia. Yo... yo la amo".

    Los labios de Taehyung se torcieron. "Sigue diciéndote eso a ti mismo cuando te masturbes pensando en mí follándote."

    Se dio la vuelta y se alejó.

    Jimin se apoyó contra el árbol más cercano y cerró los ojos, todavía temblando con necesidad, odio y culpa.

    No sabía a quién odiaba más de momento: a Taehyung o a sí mismo.

    Jimin se dijo que no lo haría. Él no iba a masturbarse y pensar en Taehyung jodiéndolo. Él no lo haría. No era una cosa de Taehyung, ya no más. Él era normal. Un chico normal.

    Pero más tarde esa noche, mientras yacía en su cama, Jimin se encontró con sus dedos deslizándose hacia abajo para acariciar su entrada. La masajeó y empujó un dedo dentro, la sensación yendo directo a su polla. En breve, él estaba follándose con el dedo a sí mismo, pequeños gemidos, medio quebrados, dejando sus labios mientras imaginaba el cuerpo pesado de Taehyung encima del suyo mientras lo jodía con fuerza, más duro, tan bueno.

    Se vino vergonzosamente rápido sin siquiera tocar su polla, apretándose alrededor de sus dedos, y todavía necesitado tanto - a pesar de haberse corrido. Todavía hambriento.

    "Te odio", susurró en la oscuridad.

    Te necesito.



    Alguien dijo una vez que la mayoría de la gente prefiere negar una dura verdad que hacerle frente.

     Jimin no estaba en negación. Por lo menos él no creía que estuviera en negación. Era lo bastante honesto consigo mismo para admitir que él no podía ser completamente heterosexual después de un año de tomar por culo y... no odiarlo. Desde luego, no podía ser completamente heterosexual después de lo ocurrido en el parque ayer.

    El problema era, que Jimin no se identificaba como gay tampoco. Los hombres no eran nada para él. Jimin incluso había comprobado a los chicos en el trabajo, pero no sentía ni una pizca de atracción por cualquiera de ellos, no importa cuán apuestos fueran.

    Infiernos, incluso había comprado algo de porno gay.

    Y el porno gay era asqueroso. Y aburrido. Al menos esa fue la conclusión a la que Jimin llegó después mirarlo por una hora.

    Fuera de su mente del aburrimiento, él se recostó contra la almohada y vio la película desinteresadamente. En la pantalla, dos hombres estaban follando. No lo encendió en lo más mínimo. No había nada excitante en ver una polla moverse adentro y afuera del peludo culo de alguien.

    Definitivamente no gay, entonces. Aún heterosexual.

    Pero en vez de hacerlo sentir aliviado, el pensamiento simplemente lo puso incómodo y confuso. Él no entendía.

    Suspirando, Jimin apagó el televisor.

    Cerrando los ojos, pensó en Chaeyoung. Sus afelpados suaves labios. Su piel sedosa. Sus pechos llenos. La forma en que se sentía debajo de él. Su húmeda, apretada abertura.

     Su polla permanecía blanda.

    Un sólido, pesado cuerpo presionándolo abajo, manos fuertes empujando sus muslos abiertos, labios firmes besándolo, dejándole moretones -

    Jimin abrió los ojos, se quedó viendo el bulto en sus pantalones cortos y maldijo entre dientes. Pero que carajos.



    "Muy bien, ¿qué está pasando?"

    La voz de su novia era muy plana. Controlada. Su hermoso rostro era inescrutable mientras lo miraba desde la puerta.

    De mala gana, Jimin se hizo a un lado, dejando que Chaeyoung entrara en su apartamento. "No sé lo que quieres decir" dijo, incómodo, incapaz de encontrarse con sus ojos. Se le revolvió el estómago. Nunca pensó que él sería ese tipo de chico.

    Chaeyoung se rió. Era un sonido vacío y resonante. "No soy estúpida. Tú me has estado evitando la semana pasada. Desde que - desde que follamos".

    Él hizo una mueca. Ya se había olvidado completamente de su intento fallido por arreglar su vida sexual. "No es eso."

    "Entonces, ¿qué?", Le espetó.

     Suspirando, Jimin se dio la vuelta, se acercó al sofá y se dejó caer en el. Estirando su espalda, cerró los ojos y se pasó una mano por la cara.

    "¡No te atrevas a ignorarme!"

    "No te estoy ignorando" Jimin murmuró. "Sólo trato de ser un hombre y decirte la verdad."

    Una pausa. "¿La verdad?"

    "Sí. Yo no te he dicho algo." Jimin mordió el interior de su mejilla con tanta fuerza que probó la sangre. "Tu probablemente has escuchado los rumores -sobre las cosas que suceden en la cárcel." Ella respiró hondo, pero él continuó antes de que pudiera perder los estribos, "Cuando yo estuve en prisión, tuve sexo con un hombre. Yo era su-su perra. Él me folló siempre que quiso. Me ordenó hacer cosas. Él me usó. Él básicamente era mí dueño. Y todo el mundo lo sabía".

    Los minutos se alargaron, el silencio fuertemente pesado entre ellos de un modo que nunca les ocurrió antes.

     Por fin, Chaeyoung habló, pero su reacción fue diferente de lo que él había esperado.

    "Deberías habérmelo dicho", dijo con voz ronca. "Yo sospechaba que algo así sucedió. Tú deberías habérmelo dicho. No fue tu culpa. No hay nada de lo que estar avergonzado"

    "Me gustó."

    Su cara estaba caliente. Él no la miró. No pudo

     "¿Qué?", Susurró.

    Preparándose, Jimin finalmente la miró. "Me gustó", repitió, sosteniendo su mirada. Extraño, pero ahora que lo había admitido, era más fácil. "Me avergonzó, me hizo enojar, era humillante como el infierno, pero en el fondo, me gustó. Me gustó ser algo suyo".

    Chaeyoung abrió la boca y la cerró.

    "Me gustaba ser jodido", se oyó decir a sí mismo. Se sentía como si alguien más hubiera tomado el control de su boca. O quizás era él. Tal vez él quería impresionarla, darle asco, para hacerla arremeter contra él. Él se lo merecía.

    Ella lo miró fijamente. "¿Por qué me...? ¿Por qué me dices esto? ¿Estás diciendo que ahora eres gay?"

    Jimin soltó una risita sin humor, se sentó, y se pasó una mano por los ojos. "No. No lo creo. Los chicos significan nada para mí. Incluso he visto porno gay. Tal vez sólo fue pornografía mala, pero no me excitó en absoluto. Así que todavía soy hétero. Pero..."

    "¿Pero?"

    Él apartó la mirada. Todavía había algunas cosas que eran difíciles de admitir a la novia de uno. Pero después de lo sucedido en el parque, el problema era imposible de ignorar. Los labios de Jimin se torcieron. "Pero yo sé que voy a terminar debajo de él, si llega a estar en cualquier lugar cerca mío de nuevo. "

    Silencio.

     El constante tic-tac del reloj en la pared, era el único sonido en la habitación.

    "¿Estás estabas enamorado?"

    Jimin parpadeó. La pregunta honestamente lo sobresaltó. ¿Amor? ¿Taehyung?

    "Por supuesto que no", dijo con un bufido. Entonces, por alguna razón, se acordó de algo que Taehyung había dicho en el parque. Bebé. El estómago de Jimin se le revolvió. "Por supuesto que no", repitió, con menos convicción.

    "¿Todavía está en la cárcel?", Preguntó Chaeyoung.

    "No." Jimin vaciló, eligiendo cuidadosamente sus palabras. Su estómago se retorció en un nudo apretado que trepó hasta su garganta y se quedó allí. "Me encontré con él hace unos días."

    "¿Y?"

    Jimin encontró sus ojos y se sonrojó.

    Su respiración se enganchó. "Oh Dios mío."

    "Lo siento", dijo, con la voz entrecortada. "Nunca quise que ocurriera. Es sólo que - cuando lo vi - cuando lo vi, no pude detenerlo. Yo-yo..."

    "Cállate. Sólo cállate." Chaeyoung lo fulminó con la mirada. "Esperé un año por ti"

     "¡Yo no pedí que lo hicieras!"

    "Esperé un año por ti," dijo de nuevo, su voz temblando un poco. "Pero tú-tú. Si esperas que te perdone, ¡piénsalo una jodida de nuevo!"

    "No espero que me perdones", dijo Jimin firmemente. "No tengo ningún derecho."

    "Malditamente cierto, no tienes." Sus hombros se hundieron. Ella negó con la cabeza. "Eso es-... eso es todo. Se acabó. Terminamos." Ella encaró hacia la puerta.

    "Lo siento," Jimin dijo bajito cuando ella puso su mano en el picaporte.

    "Deberías hacerlo" dijo y salió.


    "Chaeyoung me dejó."

    Su terapeuta se quedó mirándolo con agudeza y midiéndolo. La Dra. Richardson dijo: "¿Ella lo hizo? ¿Por qué?"

    "Le conté sobre Taehyung." Jimin bajó la mirada a sus manos. "Sobre lo que pasó en la cárcel."

    "Ya veo. Tengo entendido que ella no lo tomó bien".

     Jimin negó con la cabeza, sus labios torciéndose. "Ella lo tomó bastante bien, en realidad. Hasta que le dije que me encontré con él hace unos días y- y no pude resistirme".

    Silencio.

    "¿Te sientes culpable?", Dijo la doctora Richardson finalmente.

    Jimin miró hacia arriba con el ceño fruncido. "¿Qué crees? Por supuesto que me siento culpable".

    Ella le sostuvo la mirada. "¿Te sientes culpable por dañarla? ¿O te sientes culpable por todavía desearlo a él, a pesar de sentir que no deberías?"

    Jimin se humedeció los labios con la lengua. "Yo... yo no lo sé. Probablemente por ambas cosas".

    Ella ladeó la cabeza, mirándolo pensativamente. "¿Por qué crees que no deberías desearlo?"

    "Porque-porque es un hombre." Jimin negó con la cabeza. "No, no es eso. Él me arruinó. Arruinó todo. Quiero decir, yo era normal antes. Yo sabía lo que quería de la vida. Tenía una novia que amaba, planeaba casarme con ella en algún momento, tener hijos, cosas normales, ya sabes. Pero él me jodió y ahora quiero todas las cosas erróneas. Cosas que no debería querer".

    La mirada que la Dra. Richardson le dio sólo podía ser descrita como paciente. "Jimin", ella dijo suavemente. "No existe la normalidad. No existe una definición de lo normal. Lo normal es subjetivo. Tú no puedes y no deberías obligarte a ti mismo a querer algo normal, a dejar de querer lo que realmente deseas. Es una forma segura de hacer tu vida miserable".

    Jimin negó con la cabeza. "Tú no entiendes. No es que yo sea homofóbico o algo así. No es lo que más me molesta".

    "¿Entonces qué?"

    Jimin miró por la ventana. Estaba oscureciendo. Se quedó mirando la luna y dijo: "Cuando lo vi, fue como como si yo no pudiera pensar en absoluto. Fue aterrador. Fue enfermizo. Yo tan solo quería- lo necesitaba. Quería que él me usara y que... que no podía pensar." Sólo quería arrastrarme bajo su piel y que él me consuma.

    "Yo no quiero ésto" El susurró apretando los puños. "No lo hago."


     No había ninguna razón lógica para que él fuera por el parque de nuevo. Sí, era el camino más corto a casa, pero él rara vez lo usaba. Había otros atajos. Más seguros.

    Aún así, la noche después de su visita a la terapeuta, Jimin se encontró caminando a casa atravesando el parque. Él no esperaba encontrarse con Taehyung de nuevo. No lo hacía. Simplemente... No había ninguna razón para que él no usara este atajo. Si él se había encontrado con Taehyung aquí una vez, no quería decir que iba a encontrarse con él de nuevo. Tal vez realmente había sido un encuentro casual y Taehyung no había estado acechándolo. Tal vez nunca vería a Taehyung de nuevo.

    El parque estaba vacío y extrañamente tranquilo. El sonido de sus pasos parecía anormalmente alto. Horripilante. Jimin se metió las manos en los bolsillos y apresuró el paso, mirando a su alrededor.

    "¿Buscando a alguien?" Una mano pesada cayó sobre su hombro y lo empujó contra el árbol más cercano.

    Jimin se quedó mirando a Taehyung. La luz de la farola era pobre y él apenas podía distinguir la expresión de Taehyung. "No a ti."

    La esquina de la boca de Taehyung se curvó hacia arriba. "Podrías haberme engañado."

    Su agarre en su hombro era doloroso. Jimin aspiró una bocanada de aire a través de sus dientes apretados. "¿Estás tú acosándome?"

    Riéndose, Taehyung puso la otra mano sobre la cabeza de Jimin y se inclinó. "Noticia de última hora," él murmuró, su cálido aliento casi rozando los labios de Jimin. "El mundo no gira a tu alrededor, Ojos Azules."

    "¿Ah, sí?", Jimin dijo, agarrando un puñado del pelo de Taehyung. "¿Así que es una coincidencia, entonces? ¿Tú solo acostumbras pasear por aquí?"

    "El sarcasmo no te queda bien", dijo Taehyung, su mano pasando del hombro de Jimin a su garganta y apretándola ligeramente. Jimin se estremeció. Taehyung sonrió. "Si quieres saberlo, yo de hecho trabajo cerca de aquí."

     Jimin parpadeó. La idea de Taehyung haciendo algo tan normal como trabajar era extraña. Infiernos, el hecho de que Taehyung ya no era un recluso era extraño. Jimin aún no podía lidiar en su mente con ello. Y absolutamente no ayudaba el que Taehyung estuviera tan cerca - era una distracción. Una distracción mayor de lo que debería haber sido.

    Jimin volvió la cabeza, de modo que el aliento de Taehyung sólo cepillaba en su mejilla, y dijo secamente: "No explica por qué estás sobre mí. Lo que ocurrió hace unos días fue un error. "Yo no soy...yo no soy asi."

    Taehyung rozó con los dientes a lo largo de la mandíbula de Jimin. Jimin cerró los ojos fuerte. "Estoy seguro de que no lo eres." Taehyung murmuró, arrastrando sus labios entreabiertos por su mejilla hasta la oreja.

    Jimin apretó el cabello de Taehyung más fuerte en su puño. "Yo no lo soy."

    "Tú no lo eres", dijo Taehyung en su oído antes de morder el lóbulo de la oreja y succionarlo en su boca. Un ruidito escapó de los labios de Jimin. Él estaba temblando.

    "No", logró decir, tratando de abrir los ojos, tratando de obligarse a empujar a Taehyung lejos. Su cuerpo no le obedeció.

    La mano de Taehyung se deslizó por el brazo desnudo de Jimin, provocándole piel de gallina en todo su cuerpo. Su nariz presionó contra un lado de la cara de Jimin. Acarició allí. "Hueles agradable, Ojos Azules".

    Tú también. Casi lo dijo, porque el sutil aroma masculino de Taehyung lo estaba volviendo loco. Él quería - él necesitaba.

     Jimin volvió la cabeza, buscando ciegamente los labios de Taehyung. Él quería ser besado. Quería la lengua de Taehyung en su boca. En él.

    Pero Taehyung se apartó y se enderezó.

    Jadeando, Jimin abrió los ojos y parpadeó, tratando distinguir esa cara sombreada bajo la tenue luz de la farola.

    Taehyung no le estaba mirando. Estaba mirando a un lado, con la mandíbula apretada. La tensión venía de él en oleadas casi visibles. Tensión y enojo.

    Al darse cuenta que su mano todavía estaba enredada en el pelo de Taehyung, Jimin la quitó.

    Taehyung se estremeció y le devolvió la mirada, con los ojos oscuros clavados en él y haciéndole sentir caliente por todas partes.

    Se miraron el uno al otro, su respiración áspera y desigual.

     Taehyung tomó la barbilla de Jimin con los dedos. Jimin odiaba cómo el simple toque le hizo temblar de nuevo.

    La mandíbula de Taehyung apretada. Sí, parecía enojado. ¿Con Jimin? ¿Con él mismo?

    "Voy a follarte" Dijo Taehyung en un tono de conversación en contradicción con la expresión tensa de su cara. "Voy a joderte y sacar esto de mi sistema."

    Jimin tragó. Esta era una idea terrible. Pero, por otro lado, conseguir esto fuera de su sistema sonaba como una muy buena idea.

     Jimin se alejó un paso, miró a Taehyung, y luego se encaminó hacia su departamento. Oyó pasos detrás de él, sintió la mirada pesada de Taehyung en su piel, la piel que de repente parecía tensa e hipersensible.

    El camino a casa pareció tanto interminable como muy corto. Jimin era dolorosamente consciente del hombre caminando detrás de él de todos los sonidos que hacía, de cada respiración que tomaba. La piel de Jimin estaba caliente, su boca estaba seca, y su polla dolorida. Él nunca había querido a nadie hasta el punto de ser incapaz de encadenar dos pensamientos juntos - además de sólo llegar a casa y meterse debajo de Taehyung.

    Finalmente, ellos estaban allí.

    Los dedos de Jimin temblaron cuando sacó la llave para abrir su puerta. Él podía sentir el cuerpo de Taehyung detrás de él. Jimin no se dio vuelta; él no confiaba en sí mismo. Abrió la puerta, entró en la casa y se dirigió directamente hacia la habitación. Encendiendo la lámpara junto a su cama, Jimin, finalmente se dio la vuelta.

    "Quítate la ropa y acuéstate en la cama", dijo Taehyung con voz ronca, desabrochándose la camisa.

    La boca de Jimin se hizo agua mientras miraba. Quería presionar su cara en todo ese bello oscuro y comenzar a besar su camino hacia abajo.

    "Quítate la ropa", repitió Taehyung, con los ojos oscuramente brillantes.

    Correcto.

     Jimin descartó su camiseta y luego se desabrochó la bragueta, sentándose en la cama para tirar de sus zapatos uno a uno antes de patear sus pantalones y calzoncillos fuera y moverse de nuevo para extenderse en el centro del colchón.

    La cama crujió mientras Jimin movió su cuerpo, abriendo sus piernas un poco. No podía negar que le gustaba la forma en que hizo que Taehyung lo mirara fijamente, su respiración irregular.

    Lo puso mareado. Vulnerable y poderoso todo al mismo tiempo.

    Taehyung sacó un tubo de lubricante KY3 de su bolsillo y lo arrojó sobre la cama.

    Jimin se lamió los labios resecos. "¿Quieres que yo-?"

    "No. Yo lo haré." La voz de Taehyung fue entrecortada mientras sus ojos recorrían completamente a Jimin.

    Taehyung se desvistió rápidamente y pronto quedó desnudo y magnífico delante de él, su tonificado poderoso cuerpo, la definición de la masculinidad con su polla gruesa destacándose dura. Jimin se lamió los labios de nuevo, mirando fijamente a la polla de Taehyung. La suya propia comenzó a palpitar.

    Taehyung se acercó y tomó el lubricante. "Date la vuelta. Coloca una almohada debajo de tus caderas." La voz de Taehyung fue tensa pero controlada.

     Jimin estaba jadeando mientras obedecía. Sabía que Taehyung le estaba mirando, mirando a su culo. Ello le hizo sonrojarse y lo excitó aún más. Taehyung amaba su culo; Jimin lo sabía.

    Jimin tomó una bocanada inestable mientras el resbaladizo dedo de Taehyung tocaba entre sus nalgas, frotando el lubricante alrededor de su agujero antes de empujarlo dentro de repente.

    Él gritó. "¿Estás loco?"

    "Puedes tomarlo. Los dos lo sabemos. He esperado lo suficiente."
    Taehyung se inclinó y besó los hoyuelos sobre su culo, su boca caliente a solo pulgadas de su dedo bombeando. Jimin sintió su agujero volverse resbaladizo, relajándose y apretando alrededor del dedo de Taehyung. Él gimió un poquito cuando Taehyung empujó otro dedo en él y encorvó sus caderas hacia atrás contra la mano de Taehyung, jadeando. "Vamos, suficiente. Necesito."

    "¿Qué necesitas?"

    "¿Eh?"

    "Dime lo que necesitas."

    Jimin tragó, apenas capaz de pensar, y le dijo, con la voz ronca y entrecortada, "Tu polla."

    "¿Qué pasa con mi polla?"

    "No seas un idiota."

    "Dilo." Los dedos de Taehyung empujaron contra su próstata, enviando placer desde la punta de los dedos de los pies de Jimin directamente hasta su goteante polla. Jimin abrió la boca y jadeó contra la manta, desesperado por más.

    "La quiero en mí." Jimin abrió los ojos, volviendo la cabeza  para mirar en la oscuridad casi salvaje de los ojos de Taehyung. "Jódeme" Susurró. "Quiero que me folles." Lo extrañé. Extrañé esto.

    Taehyung se quedó mirándolo como un hombre muerto de hambre en un festín. "Mírate, Ojos Azules. He visto perras en celo con más dignidad".

    Debería haberlo humillado. Ser llamado esa palabra de nuevo. Perra. Pero justo ahora, se sentía exactamente como una puta. Él quería ser follado. Necesitaba ser follado. Quería tener a Taehyung dentro de él. Lo necesitaba.

    Taehyung sacó sus dedos y se movió para quedar a horcajadas sobre las piernas de Jimin, frotando el lubricante que quedaba en sus dedos en su polla.

    Jimin se mordió el labio mientras Taehyung agarró su cadera con una mano y apretó la cabeza de su pene contra el agujero de Jimin con la otra. Él empujó dentro, su polla gruesa forzándolo a aceptarlo, a tomarlo, hasta que tocó fondo, los testículos contra las nalgas de Jimin.

    Taehyung no era suave. Él no era suave en absoluto, pero no necesitaba serlo. Dolió, pero a Jimin no le importó. Las manos de Taehyung moviéndose a lo largo de la espalda de Jimin para empujarlo hacia abajo con fuerza contra el colchón, y Jimin gimió. Fue precisamente en lo que había soñado durante todas esas noches siendo impotente, clavado al colchón bajo el peso de Taehyung mientras él lo usaba para su placer.

     Taehyung se salió y luego envistió dentro de él con un gruñido animal. "Demo-" Una de las manos de Taehyung se movió para agarrar la nuca de Jimin mientras Taehyung empezaba a follarlo en serio. Dios. Su polla se sentía perfecta en él. Tan bueno.

    Jimin dejó escapar un largo gemido cuando Taehyung movió sus caderas y bombeó dentro suyo más duro, golpeando ese lugar dentro de él que hizo a Jimin estremecerse y gemir.

    "Extrañabas esto", dijo Taehyung, embistiendo profundamente en él; Jimin dio un tartamudeado lloriqueo cuando los dedos de Taehyung se apretaron alrededor de su cuello. "Extrañabas esto, Chico Heterosexual."

    Jimin no negó eso. Él no podía. Él ya estaba cerca. Sus bolas se apretaron y él podía sentir el calor del orgasmo construyéndose en su interior mientras Taehyung se estrellaba contra él una y otra vez, manteniéndolo en el borde. El cuerpo de Jimin resonaba por la alegría de ser inmovilizado debajo y estar vulnerable así, un orgasmo terroríficamente fuerte empezando a construirse más y más alto.

    "Sí, eso es todo", Taehyung gruñó en su oído. "Tu vas a correrte, sólo por ser follado, Ojos Azules." Taehyung estrelló su polla contra su próstata, una y otra vez. "Mi puta jodidamente mía" Y luego, más suave, "Mío"

    El cuerpo de Jimin explotó; él sollozó y gritó, su cuerpo corcovando bajo Taehyung mientras se corrió en la almohada, apretando con tanta fuerza en la polla de Taehyung que Taehyung gruñó de dolor. Taehyung empezó a pasar sus manos sobre el cuerpo tembloroso de Jimin, prolongando su placer mientras las caderas contra las suyas circulaban en un ritmo lento.

     "Realmente eres una puta para esto", murmuró, con un toque de diversión en su voz.

    Jimin solo murmuró algo ininteligible, jadeando por aire, su cuerpo aun temblando por las réplicas.

    Taehyung salió de él sólo el tiempo suficiente para guiar su deshuesado cuerpo sobre su espalda, antes de empujar en él hasta la empuñadura, una vez más.

    "Jódete," Jimin logró decir tardíamente, aun teniendo problemas para pensar con claridad. "No lo soy."

    "Si tú lo dices." Los ojos de Taehyung parecían salvajes. "Ahora cállate y separa las piernas. No he terminado aún."

    Jimin hizo como le dijo, observando el rostro de Taehyung mientras Taehyung se movió encima de él, dentro de él. Las mejillas de Taehyung sonrojadas, trayendo calidez a su rostro cincelado, su cabello oscuro colgando sobre la frente mientras Taehyung apretaba la mandíbula. Los ojos de Taehyung cerrados mientras sus embestidas tomaban velocidad y fuerza, pasando de golpes controlados a empujones salvajes. Su rostro tensándose con el placer, y duros gemidos escapando de su garganta.

    Jimin observaba, paralizado, y no podía apartar la mirada. Luego extendió la mano con los dedos inestables para tocar el rostro de Taehyung.

    Los ojos de Taehyung se abrieron con el toque y miró hacia abajo a Jimin con una intensidad aterradora antes de que él echara la cabeza hacia atrás y se corriera con un gemido gutural, enterrándose en el culo de Jimin.

     Jimin suspiró de placer cuando Taehyung se derrumbó encima de él. Él era pesado, pero a Jimin no le importaba. No le importaba en absoluto. Él había extrañado esto. El peso de su cuerpo, el aroma, la presión, la sensación de seguridad. El resto del mundo parecía muy lejano.

    Taehyung no parecía tener ninguna prisa para alejarse, respirando entrecortadamente contra su garganta. Jimin sintió los labios de Taehyung moverse contra su clavícula, formando palabras sin sonido. Taehyung besó la sensible piel allí antes de chupar duro.

    "Habrá un chupetón" Jimin murmuró.

    "Bien." Taehyung le dio otro chupetón. Y luego otro.

    Él debía pararlo. Jimin sabía que debía pararlo. Los chicos en el trabajo iban a darle miradas extrañas mañana, todo el mundo sabía que él y Chaeyoung habían roto.

    Aun así, él no detuvo a Taehyung.

    En cambio, Jimin se encontró enredando sus brazos y piernas alrededor del hombre sobre él y cerrando los ojos, sintiéndose ridículamente caliente por dentro. A salvo.

    Jimin se rió ante la idea. Dios, él realmente estaba mal de la cabeza.

    "¿Algo gracioso?" Taehyung murmuró, aun mordiendo su garganta.

    "Me jodiste los sesos", dijo Jimin, deslizando una mano hacia abajo por la ancha espalda de Taehyung.

     Taehyung dejó de besar su cuello. Él se apoyó en un codo y lo miró hacia abajo. Había una extraña expresión en sus ojos. "Entonces estamos a mano."

    Jimin tragó, su estómago tensándose. "Así que... me jodiste. ¿Ahora qué? ¿Lo sacaste fuera de tu sistema?"

    Los labios de Taehyung fruncidos. "Puede que tome unos cuantos intentos más", dijo después de un momento.

    Jimin se burló, pero en contra de su voluntad, se encontró sonriendo.

    Taehyung observó su cara durante tanto tiempo que Jimin comenzó a sentirse incómodo. "¿Qué?"

    "Deja a tu novia", dijo Taehyung. "No voy a compartirte. Incluso con una mujer".

    Jimin abrió la boca para mandarlo a la mierda, pero las palabras murieron en sus labios bajo la intensidad de la mirada de Taehyung.

    "Ella ya me dejó", dijo en cambio, sintiéndose nervioso sin motivo.

    "Bien." Taehyung se inclinó para besarlo.

    Algún tiempo después, cuando Taehyung finalmente sacó la lengua de su boca, Jimin suspiró y admitió, "Tal vez no soy completamente heterosexual, después de todo."

    Taehyung se rió entre dientes. "¿Tal vez? Tú acabas de tener mi polla dentro de ti. No se puede poner más gay que eso, Chico Heterosexual."

     Jimin le golpeó en la cabeza, pero se encontró sonriendo mientras les dio la vuelta y enterró su cara en el pecho de Taehyung.

    Tal vez él realmente no era heterosexual. Pero tal vez estaba bien.

    Taehyung envolvió un pesado brazo a su alrededor y tiró de él más apretado.

    Jimin cerró los ojos y aspiró su aroma.

    Más que bien.





    FIN.


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