CAPÍTULO OCHO | PC

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CAPÍTULO OCHO







Esperaba ocupar un discreto lugar para esclavos, al margen; sin embargo, Tae se sorprendió al encontrarse sentado junto a JiMin, aunque con una fría distancia de  nueve pulgadas interpuestas entre ellos y no en el medio de su regazo, como Sook lo estaba con su amo enfrente.

JiMin se sentó conscientemente con elegancia. Iba vestido, como siempre, con severidad, aunque su ropa era muy fina, como correspondía a su rango. Sin joyas, salvo una fina diadema de oro en la frente que permanecía oculta debido a la caída de sus cabellos dorados. Cuando tomaron asiento, desabrochó la correa de Tae, la enrolló alrededor de la varilla guía, y luego la arrojó a uno de los asistentes, quien logró atraparla con solo un ligero movimiento de manos.

La mesa estaba desplegada. Al otro lado de JiMin se sentaba YeongSu, prueba manifiesta de su pequeño éxito. Al otro lado de Tae se ubicaba HyeonU. Posiblemente, otro triunfo de JiMin. El muchacho estaba separado del consejero BonHwa, quien se encontraba sentado en otro sitio, cerca del Regente; parecía como si no tuviera ningún amo cerca de él.

Se consideraba un enorme error de protocolo tener a HyeonU  en la mesa principal, considerando lo sensibles que eran los jinsunian. Pero HyeonU vestía decentemente y llevaba muy poca pintura. El único detalle vulgar de la mascota era un pendiente en la oreja izquierda: zafiros gemelos colgantes, casi rozando su hombro, demasiado pesados para su rostro juvenil. Por lo demás, podría haber sido confundido con un miembro de la nobleza. Ningún jinsunian supondría que un niño sodomita se sentaba a la mesa junto con la realeza; YeongSu probablemente haría la misma suposición incorrecta que Tae había hecho, y creería que HyeonU era el hijo o el sobrino de alguien. A pesar del pendiente.

El niño, además, se sentaba con distinción. Su belleza de cerca era sorprendente. Como lo era su juventud. Su voz, cuando hablaba, no tenía quiebres. Tenía el claro tono aflautado de un cuchillo rozando contra el cristal, sin fisuras.

ㅡNo quiero sentarme a tu lado ㅡdijo HyeonUㅡ. Vete a la mierda.

Instintivamente, Tae miró a su alrededor para ver si alguien de la delegación jinsunian le había oído, pero nadie lo había hecho. El primer plato de carne estaba siendo servido y la comida acaparaba la atención de todos. HyeonU había tomado su tenedor dorado de tres puntas, pero se había detenido antes de degustar el plato con el fin de hablar. El recelo que había mostrado ante Tae en el anfiteatro parecía que todavía estaba allí. Sus nudillos apretados alrededor del tenedor estaban blancos.

ㅡEstá bien ㅡaclaró Tae, hablando con el chico tan suavemente como pudo ㅡ. No voy a hacerte daño.

HyeonU le devolvió la mirada. Sus enormes ojos azules estaban ribeteados como los de una puta, o los de un ciervo. En torno a ellos, la mesa era un fondo colorido de risas y murmullos, cortesanos concentrados en sus propias diversiones, sin prestarles ninguna atención. ㅡBien ㅡdijo HyeonU, y apuñaló el tenedor con saña contra el muslo de Tae debajo de la mesa.

Incluso a través de una capa de ropa, fue suficiente para hacerlo saltar y agarrar el tenedor instintivamente, al brotar tres gotas de sangre.

ㅡDisculpadme un momento ㅡpidió JiMin suavemente a YeongSu para girarse y encarar a HyeonU.

ㅡHice saltar a vuestra mascota ㅡdijo HyeonU, con aire de suficiencia.

Sin sonar del todo disgustado, confirmó: 

ㅡSí, lo hiciste.

ㅡLo que sea que estéis planeando, no va a funcionar.

ㅡCreo que sí. Apostaste tu pendiente.

ㅡSi gano, lo usaréis ㅡdijo HyeonU.

JiMin inmediatamente levantó su copa y se inclinó hacia HyeonU, haciendo un pequeño gesto para sellar la apuesta. Tae trató de sacudirse la extraña sensación de que estaban divirtiéndose.

HyeonU hizo señas a uno de los sirvientes para pedir un nuevo tenedor.

Sin un amo al que entretener, HyeonU estaba libre para aguijonear a Tae. Comenzó con una andanada de insultos y especulación explícita acerca de sus prácticas sexuales, todo lanzado en voz demasiado baja para que nadie más pudiera oirlo. Cuando finalmente vio que el daeg no mordía el anzuelo, volvió a sus comentarios sobre el amo de Tae. ㅡ¿Crees que sentarte en la mesa principal junto a él significa algo? No lo hace. No te va a joder. Es frígido.

El cambio de tema fue casi un alivio. No importa lo crudo que el muchacho fuera, no había nada que pudiera especular sobre las preferencias de JiMin que Tae no hubiera oído ya decir, extensamente y en el lenguaje más vulgar, a los  aburridos guardias del servicio interior.

ㅡNo creo que “pueda”. Creo que no le funciona lo que tiene. Cuando era más joven, yo solía creer que se lo habían debido cortar. ¿Qué piensas? ¿Lo has visto? «¿Cuando era más joven?» Tae dijo: 

ㅡNo se lo han cortado.

Los ojos de HyeonU se estrecharon.

Tae continuó:

 ㅡ¿Cuánto tiempo has sido mascota en esta Corte?

ㅡTres años ㅡrespondió con el tipo de tono que decía: “no vas a durar aquí ni tres minutos”.

Tae lo miró y deseó no haber preguntado. Si tenía la mente de un infante o no, físicamente HyeonU aún no había pasado de niño a adolescente. Todavía era impúber. Parecía más joven que cualquiera de las otras mascotas que Tae hubiera visto en esa Corte, todas las cuales habían pasado por lo menos la pubertad. Tres años…

La delegación jinsunian permanecía ajena. Con YeongSu, JiMin hacía gala de su mejor comportamiento. Increíblemente, al parecer se había despojado de la malicia y lavado la boca con jabón. Hablaba inteligentemente sobre política y comercio; si de vez en cuando un poco de su agudeza destellaba, la exhibía con ingenio, sin mordacidad, solo lo suficiente como para demostrar: «¿Lo ves? Puedo dar más».

YeongSu manifestaba cada vez menos ganas de prestarle atención a alguien más. Era como ver a un hombre sonreír mientras se hundía en aguas profundas.

Por suerte, no duró mucho tiempo. Por un milagro de la moderación, solo hubo nueve platillos, servidos uno detrás de otro, y artísticamente dispuestos en vajilla enjoyada de diseños atractivos. Las mascotas no "prestaban servicios" en absoluto. Estaban sentadas, instaladas junto a sus dueños, algunas eran alimentadas de la mano de estos y un par de ellas incluso se proveían descaradamente a sí mismas, hurtando bocados selectos de sus amos de manera juguetona, como perros falderos mimados que aprendieron que cualquier cosa que hicieran, sus cariñosos dueños la encontrarían encantadora.

ㅡEs una pena que no haya podido organizar nada para que examinéis a los esclavos ㅡdijo JiMin cuando empezaron a cubrir la mesa con los platos dulces.

ㅡNo es necesario. Vi a los esclavos del palacio de Daegu. No creo haberlos visto jamás de esa calidad, ni siquiera en Bazal. Además, confío en vuestro gusto, por supuesto.

ㅡMe alegro ㅡdijo JiMin.

Tae era consciente de que a su lado, HyeonU estaba escuchando atentamente.

ㅡEstoy seguro de que mi tío estará de acuerdo con el intercambio si le presionáis lo suficiente ㅡofreció JiMin.

ㅡSi lo hace, os lo deberé a Vos ㅡaclaró YeongSu.

HyeonU se levantó de la mesa.

Tae recorrió las nueve frías pulgadas en la primera oportunidad. 

ㅡ¿Por qué hacéis esto? Vos fuisteis el que me advirtió sobre HyeonU ㅡdijo hablando en voz baja.

JiMin se quedó quieto; luego, deliberadamente se removió en su asiento y se inclinó, acercando sus labios a la oreja derecha de Tae.

 ㅡCreo que estoy fuera del alcance de sus estocadas, tiene brazos cortos. ¿O tal vez tratará de tirarme una ciruela azucarada? Es embarazoso. Si la esquivo golpeará a YeongSu.

Tae apretó los dientes. 

ㅡSabéis lo que quiero decir. Os oyó. Va a tramar algo. ¿No podéis hacer algo al respecto?

ㅡEstoy ocupado.

ㅡEntonces dejadme hacer algo a mí.

ㅡ¿Desangrarle? ㅡpreguntó JiMin. 

Tae abrió la boca para responder pero sus palabras fueron contenidas por el sorpresivo roce de los dedos del Heredero sobre sus labios, un pulgar acarició su mandíbula. Era el tipo de contacto ausente que cualquier amo en la mesa podría dar a su mascota. Pero en vista de la reacción de asombro que sacudió a los cortesanos sentados en la mesa, estaba claro que JiMin no hacía este tipo de cosas a menudo. O nunca.

ㅡMi mascota se sentía descuidada. ㅡSe disculpó con YeongSu.

ㅡ¿Él es el cautivo que BaekHyun os envió para entrenar? ㅡconsultó YeongSu con curiosidad ㅡ¿Es… seguro?

ㅡAparenta ser combativo, pero es realmente muy dócil y adorable ㅡcomentó JiMin ㅡcomo un cachorrito.

ㅡ“Un cachorrito” ㅡrepitió el jinsunian.

Para demostrarlo, el Príncipe Busanian tomó un dulce de nueces molidas y miel para luego ofrecérselo a Tae del mismo modo que lo había hecho en el anfiteatro, entre el pulgar y el índice.

ㅡ¿Un caramelo? ㅡconvidó JiMin.

En el prolongado instante que siguió, Tae consideró, explícitamente, la posibilidad de matarlo.

Sin embargo, lo tomó. Era empalagosamente dulce. No dejó que sus labios tocaran los dedos de JiMin. Un gran número de personas estaban observándoles. El príncipe enjuagó meticulosamente sus dedos en el tazón de oro destinado al lavado, cuando hubo terminado, y los secó con un pequeño cuadrado de seda.

YeongSu observó. En Jinju, los esclavos alimentaban a sus amos, pelando frutas y sirviendo bebidas, y no al revés. Al igual que en Daegu. La conversación se recuperó tras la pausa y versó sobre asuntos triviales. En torno a ellos, las creaciones de azúcar con formas fantásticas, las confituras especiadas y los pasteles glaseados estaban siendo lentamente devorados.

Tae escudriño los alrededores buscando a HyeonU, pero el muchacho se había ido.

Durante la sosegada tregua tras el banquete y  antes de los espectáculos, a Tae se le dio rienda suelta para vagar, por lo que aprovechó para emprender su búsqueda. JiMin estaba ocupado y, por primera vez, no tenía dos guardias continuamente sobre él. Podría haberse escapado. Podría haber caminado justo a través de las puertas del palacio y desde allí, a la ciudad cercana de Arles. Excepto que no podía irse de aquel sitio hasta que la embajada de YeongSu partiera con los esclavos; esa era, por supuesto, la única razón por la que andaba sin ninguna correa.

No hizo grandes progresos. Los guardias podrían haber desaparecido, pero la caricia de JiMin había atraído hacia Tae otro tipo de atención.

ㅡYa predije yo, cuando el Príncipe lo llevó a la arena, que sería muy popular ㅡestaba diciendo EunJi a la dama noble que la acompañabaㅡ. Lo vi actuar en los jardines, pero fue casi un desperdicio de su talento, el Príncipe no le permitió adoptar un papel activo.

Los intentos de Tae para excusarse no tuvieron en ella impacto en absoluto.

ㅡNo, no nos dejes todavía. Yun desea conocerte ㅡle indicó EunJi. Ella continuó hablando con la dama que la acompañabaㅡ. Por supuesto, la idea de que una de nosotras mantenga hombres es grotesca. Pero si se pudiera, ¿no crees que él y Yun harían una buena pareja? Ah. Aquí está. Les dejaremos un momento a solas. ㅡY ellas partieron.

ㅡYo soy Yun ㅡdeclaró la mujer mascota. Su voz tenía un fuerte acento de Ver-Tan, la provincia oriental de Vask.

Tae recordó a alguien diciendo que a EunJi le gustaban las mascotas que podrían barrer las competiciones en la arena. Yun era casi tan alta como Tae, con brazos desnudos y musculosos. Había algo ligeramente depredador en su mirada, en su ancha boca y en el arco de las cejas. Tae había asumido que las mascotas, al igual que los esclavos, serían sexualmente sumisas a sus amos, como se acostumbraba en Daegu. Sin embargo, él sólo podía hacer conjeturas sobre la relación entre EunJi y esta mujer en la cama.

Ella comenzó diciendo: 

ㅡCreo que un guerrero de Ver-Tan mataría fácilmente a un guerrero de Daegu.

ㅡCreo que dependería del guerrero ㅡexpresó con cautela.

Ella pareció considerar su respuesta hasta encontrarla, finalmente, aceptable.

La mujer continuó: 

ㅡEstamos esperando. Sook actuará. Él es muy “popular”, está “de moda”. Lo has tenido. ㅡNo esperó que él confirmara esa declaración. ㅡ ¿Qué piensas de él?

«Bien instruido». La mente de Tae le proporcionó la respuesta, «taimado, como una sugerencia murmurada al oído». Frunció el ceño y respondió: 

ㅡAdecuado.

ㅡSu contrato con Lord Choi termina pronto. Sook buscará un nuevo contrato, un mejor postor. Quiere riqueza, estatus. Es una tontería. Lord Choi quizá ofrezca menos dinero, pero es bondadoso; y nunca pone a las mascotas en la arena. Sook ha hecho muchos enemigos. Si lo ponen a luchar, alguien arrancará sus verdes ojos por "accidente".

Tae se estremeció en contra de su voluntad.

 ㅡ¿Es por eso que él está persiguiendo la atención Real? ¿Quiere al Príncipe para… ㅡIntentó el vocabulario desconocido ㅡ…ofertar por su contrato?

ㅡ¿El Príncipe? ㅡdijo Yun con desprecioㅡ. Todo el mundo sabe que el Príncipe no mantiene mascotas.

ㅡ¿Ninguna en absoluto? ㅡQuiso aclarar el daeg.

Ella se explayó: 

ㅡTú. ㅡLo observó de arriba abajo. ㅡTal vez al Príncipe le gusten los “hombres”, no estos niños busanians pintados que chillan si se les pellizca. ㅡSu tono sugería que ella aprobaba la preferencia por propia naturaleza.

ㅡHyeonU ㅡrecordó Tae, ya que estaban hablando de chicos busanians pintados ㅡ. Estaba buscando a HyeonU. ¿Lo has visto?

Yun señaló: 

ㅡAllá.

Al otro lado de la sala, este había reaparecido. Hablaba al oído de Sook, que tenía que doblarse casi a la mitad para alcanzar el nivel del pequeño. Cuando terminó, HyeonU enfrentó a Tae. 

ㅡ¿El Príncipe te envió? Llegas demasiado tarde ㅡadvirtió el niño.

«¿Demasiado tarde para qué?»,  sería la réplica que hubiese hecho ante cualquier Corte excepto esta.

ㅡSi le has hecho daño a cualquiera de ellos… 

ㅡ¿Qué harás? ㅡEstaba sonriendo. ㅡNo harás nada. No tienes tiempo. El Regente quiere verte. Me envió a avisarte. Deberías apresurarte. Estás haciéndolo esperar. ㅡ Otra sonrisa. ㅡMe envió hace siglos.

Tae lo miró fijamente.

ㅡ¿Y bien? Ve ㅡcontinuó.

Posiblemente fuera una mentira, pero él no podía arriesgarse a cometer una ofensa si no lo era. Así que allá fue.

No era mentira. El Regente lo había convocado; cuando llegó, despidió a todos los que le rodeaban, por lo que Tae se quedó solo junto a su silla, en un rincón de la antecámara tenuemente iluminada; era una audiencia privada.

A su alrededor, henchida de comida y vino, el ruido de la Corte se sentía cordial y relajado. Tae le dedicó todas las cortesías que el protocolo exigía. El Regente habló.

ㅡSupongo que  un esclavo se excitará ante la perspectiva de saquear los tesoros de un Príncipe. ¿Has tomado a mi sobrino? 

Tae permaneció muy quieto;  trató de ni siquiera perturbar el aire al respirar. 

ㅡNo, Alteza.

ㅡAl contrario, tal vez.

ㅡNo.

ㅡSin embargo, comiste de su mano. La última vez que hablé contigo, deseabas  que lo azotaran. ¿Cómo puedes explicar el cambio?

«No te gustará mi réplica», JiMin le había advertido.

Tae contestó cuidadosamente.

 ㅡEstoy a su servicio. Tengo esa lección grabada en mi espalda.   

El Regente lo miró fijamente durante un rato. 

ㅡEstoy casi desilusionado, si no más que eso. JiMin podría beneficiarse de una influencia estabilizadora, alguien cercano a él que cuidara sus mejores intereses de corazón. Un hombre de buen juicio  podría ayudar a guiarlo sin ser dominado.

ㅡ¿Dominado?

ㅡMi sobrino es encantador cuando lo desea. Su hermano era un verdadero líder que podía inspirar extraordinaria lealtad en sus hombres. JiMin posee una versión superficial de los dones de su hermano que utiliza para salirse con la suya. Si hay alguien que pueda tener a un hombre  comiendo de su mano luego de haberlo mandado a azotar, ese es mi sobrino ㅡconcluyó el Regenteㅡ. ¿Dónde está tu lealtad?

Y Tae comprendió que no era una pregunta. Se le estaba dando una elección. 

Quería desesperadamente atravesar el abismo que separaba a las dos facciones de la Corte: del otro lado estaba este hombre que hacía tiempo se había ganado su respeto. Fue doloroso para él darse cuenta de que no estaba en su naturaleza hacerlo, no mientras JiMin estuviera actuando en su beneficio. «Si es que JiMin estaba actuando en su beneficio...» Aunque este lo estuviera haciendo, tenía muy poco estómago para sacar partido del juego que se estaba jugando aquella noche. Y, aun así.

ㅡYo no soy el hombre que buscáis ㅡdecidióㅡ. No tengo influencia sobre él. No soy cercano a él. No siente ningún aprecio por Daegu o su gente.

El Regente  le dio otra larga, considerada mirada.

ㅡEres honesto. Eso es agradable. En cuanto al resto, veremos. Eso es todo por  ahora ㅡconcluyó el hombre mayorㅡ. Ve y tráeme a mi sobrino. Prefiero que no esté a solas con YeongSu.

ㅡSí, Alteza.

No estaba seguro de por qué sentía como un alivio, pero así era.

Algunas pocas preguntas a los otros sirvientes y Tae averiguó que JiMin y el embajador jinsunian se habían retirado una vez más a uno de los balcones, huyendo del gentío sofocante del interior del palacio.

Al llegar a la terraza, Tae desaceleró. Podía oír el rumor de sus voces. Volvió a mirar hacia la atestada cámara de la Corte; estaba fuera de la vista del Regente. Si JiMin y YeongSu estaban discutiendo el acuerdo comercial, sería mejor esperar un poco para darles todo el tiempo extra que pudieran necesitar.

ㅡ… dije a mis consejeros que estaba más allá de la edad de ser distraído por jóvenes hermosos ㅡoyó decir al jinsunian y de pronto fue evidentemente claro que no se trataba de negociaciones comerciales.

Fue una sorpresa; pero, pensándolo bien, había sucedido durante toda la velada. Que un hombre de la honorable reputación de YeongSu eligiera a JiMin como el objeto de sus afectos era difícil de digerir, pero quizás sintiera admiración por las víboras. Su curiosidad floreció. Ningún otro tema había generado mayores especulaciones que este entre cortesanos y miembros de la Guardia del Príncipe por igual. Tae se detuvo y escuchó.

ㅡY entonces os conocí ㅡconfesaba YeongSuㅡ y luego pasé una hora en vuestra compañía.

ㅡMás de una hora ㅡcorrigió JiMinㅡ. Menos que un día. Creo que os distraéis más fácilmente de lo que admitís.

ㅡ¿Y tú… no?

Hubo una ligera pausa en el ritmo de su conversación.

ㅡTú... has estado escuchando los chismes.

ㅡ¿Es eso cierto, entonces?

ㅡ¿Qué no soy… cortejado con facilidad? No puede ser lo peor que hayas oído de mí.

ㅡDe lejos lo peor, desde mi punto de vista.

Fue dicho cálidamente, y se ganó un soplo de diversión insustancial por parte de JiMin.

La voz de YeongSu cambió, como si se hubieran acercado más. 

ㅡHe oído muchos chismes acerca de ti, pero juzgo como me parece.

 Fue provocado con la misma voz íntima.

ㅡ¿Y cuál es el veredicto?

Tae dio un paso adelante con determinación.

Al oírlo, YeongSu se sobresaltó y se volvió en redondo; en Jinju, los asuntos del corazón, o del cuerpo, eran generalmente privados. JiMin, elegantemente se reclinó contra la balaustrada sin reaccionar en absoluto, excepto para cambiar la mirada en dirección a su mascota. Realmente estaban de pie muy cerca el uno del otro. Sin embargo, no lo suficientemente cerca como para besarse.

ㅡAlteza, vuestro tío me ha enviado por Vos ㅡinformó Tae.

ㅡUna vez más ㅡdijo YeongSu mientras una arruga aparecía en medio de su frente.

JiMin se separó. 

ㅡEs sobreprotector ㅡexplicó. El ceño fruncido desapareció cuando la mirada de YeongSu se volvió hacia el busanian.

ㅡTe has tomado tu tiempo ㅡJiMin murmuró al pasar junto a Tae.

Se quedó solo con YeongSu. Se estaba tranquilo aquí en el balcón. Los sonidos de la Corte sonaban apagados, como si fueran muy distantes. Más fuerte e íntimo era el murmullo de los insectos sobre la tierra de los jardines, y del lento balanceo de la vegetación. En cierto momento Tae recordó que supuestamente debía bajar la vista.

La atención de YeongSu estaba en otra parte.

ㅡEs un premio ㅡconfesó YeongSu cálidamenteㅡ. Apuesto a que nunca pensaste que un príncipe podría estar celoso de un esclavo. En este momento me gustaría intercambiar lugares contigo en un instante.

«No te das cuenta», pensó Tae. «No sabes nada de él. Lo conoces de una sola noche».

ㅡCreo que el espectáculo comenzará en breve ㅡdijo Tae.

ㅡSí, por supuesto. ㅡY siguieron a JiMin de regreso al salón.




Tae, en su vida, había sido requerido para presenciar muchos espectáculos. En Busan la palabra "espectáculo"  había adquirido un nuevo significado. Cuando Sook se adelantó con una larga vara entre sus manos, Tae se preparó para el tipo de exhibición que haría que la delegación jinsunian se desmayara. En ese momento, Sook acercó cada uno de los extremos del palo a la antorcha en el soporte de pared, y estos empezaron a arder.

Era una especie de “danza del fuego” en la que la vara era lanzada y vuelta a atrapar; donde las llamas, al agitarse y girarse, creaban formas sinuosas, círculos y patrones de movimiento. El cabello rojo de Sook se combinaba con las tonalidades corales y anaranjadas de las antorchas y ayudaba a crear una estética atractiva. E incluso sin el movimiento hipnótico de la llama, el baile era seductor; parecía realizar sin esfuerzo movimientos de gran dificultad, haciendo lucir su físico sutilmente sensual. Tae admitió que Sook se estaba ganando su respeto. Aquella actuación requería tanto entrenamiento, disciplina y plasticidad que lo llegó a admirar. Era la primera vez que veía a las mascotas busanians  mostrar otras habilidades aparte de exhibirse o trepar encima de alguien.

El ambiente era relajado. Tae volvió a ser enganchado a la correa y, muy posiblemente, estaba siendo usado como chaperón. JiMin se movía de manera cuidadosa, tratando de manejar al difícil pretendiente con gentileza. El esclavo observaba con cierto regocijo como el otro sufría debido a sus intrigas. A pesar de la vigilancia del daeg, el sirviente de YeongSu trajo un melocotón y un cuchillo, luego cortó una rebanada según instrucciones de su amo y se la ofreció a JiMin, quien la aceptó con suavidad. Cuando terminó el bocado, el sirviente sacó un retazo de tela de la manga y lo ofreció para que JiMin limpiara sus dedos inmaculados. La tela era de seda transparente, ribeteada en hilo de oro. JiMin la devolvió arrugada. 

ㅡEstoy disfrutando de la actuación ㅡTae no pudo resistirse a decir.

ㅡEl sirviente de YeongSu es mejor proveedor que tú. ㅡFue todo lo que acotó JiMin.

ㅡNo tengo mangas para llevar pañuelos dentro ㅡañadió Taeㅡ.

Aunque no me importaría que me dieran un cuchillo.

ㅡ¿O un tenedor?ㅡ preguntó JiMin. 

Un rumor de aplausos y una pequeña agitación impidieron que respondiera. La danza del fuego había terminado y algo estaba pasando en el otro extremo de la habitación.

Resistiéndose como un potro joven a las riendas, YeJun estaba siendo arrastrado hacia adelante por un supervisor busanian.

Escuchó la voz aflautada de un muchacho.

 ㅡDado que os gustan tanto, pensé que podríamos ver la actuación de uno de los esclavos de Daegu.

Era HyeonU, así que ese era el pequeño asunto del pendiente.

YeongSu sacudió la cabeza,  concordando bastante. 

ㅡJiMin ㅡcomenzóㅡ, habéis sido estafado por el Rey de Daegu. Ese no puede ser un esclavo del palacio. No tiene la estampa en absoluto. Ni siquiera puede quedarse quieto. Creo que BaekHyun solo vistió a sirvientes jóvenes y los envió. A pesar de que es bonito ㅡopinó YeongSu. Y luego, con una voz un poco diferente ㅡ. Muy bonito.

Él era muy bonito. Era excepcional, incluso entre los esclavos escogidos para ser excepcionales, elegidos a dedo para estar al servicio de un príncipe. Excepto que se comportaba torpe y sin gracia, y no estaba mostrando ninguna señal de tener entrenamiento. Por fin se dejó caer de rodillas, pero parecía que estaba allí solo porque sus miembros se habían paralizado, con las manos apretadas como si tuviera calambres.

ㅡBonito o no, yo no puedo tomar dos docenas de esclavos no entrenados de vuelta conmigo a Bazal. ㅡYeongSu dijo.

Tae tomó a HyeonU por la muñeca. 

ㅡ¿Qué has hecho?

ㅡ¡Suéltame! Yo no he hecho nada ㅡdijo HyeonU. Se frotó la muñeca cuando Tae lo soltó mientras se dirigía a JiMin: ㅡ¿Le dejas hablar con sus superiores de esa manera?



No a sus superiores ㅡdijo JiMin.

HyeonU se ruborizó ante eso. Sook seguía dando vueltas perezosamente al palo de fuego. El parpadeo de las llamas arrojaba una luz anaranjada. El calor, cuando llegaba, era sorprendente. YeJun se había puesto blanco, como si fuera a vomitar delante de todos.

ㅡDetened eso. ㅡ Tae le pidió a JiMinㅡ Es cruel. El chico sufrió quemaduras graves. Le teme al fuego.

ㅡ¿Quemado? ㅡdijo YeongSu.

HyeonU añadió rápidamente: 

ㅡNo quemado, marcado. Tiene las cicatrices en la pierna. Son feas.

YeongSu miraba a YeJun, cuyos ojos estaban brillantes y mostraban una especie de extática desesperanza. Sabiendo lo que el esclavo creía estar enfrentando, resultaba difícil de entender que estuviera arrodillado, esperando.

YeongSu ordenó: 

ㅡQue se apague el fuego.

El repentino olor acre del humo ahogó los perfumes busanians. El fuego se había apagado. Convocado al frente, YeJun consiguió una ligera mejor postración, y pareció calmarse, aun en presencia de JiMin, lo cual tuvo poco sentido hasta que Tae recordó que él consideraba que JiMin era “amable”.

YeongSu le hizo varias preguntas, las cuales fueron respondidas por

YeJun en jinsunian, tímidamente, pero mejorando. Después de eso, los dedos del embajador de alguna manera encontraron el camino para descansar por un momento, de forma protectora, sobre la cima de la cabeza del esclavo. Más tarde, el embajador solicitó que YeJun se sentara a su lado durante las negociaciones comerciales.

Después de aquello, el muchacho besó los pies del jinsunian, y a continuación, su tobillo; sus rizos rozaron el firme músculo de la pantorrilla del hombre mayor.

Tae miró a JiMin, que se había limitado a dejar que todo aquello se desplegara ante él. Pudo apreciar a que se debía la transferencia de los afectos de YeongSu. Existía un superficial parecido entre el príncipe y el esclavo. La piel blanca y el cabello refulgente de YeJun era lo más parecido en la sala al dorado de JiMin y a su cutis marfileño. Pero el muchacho tenía algunas cosas que al Príncipe le faltaban: vulnerabilidad, necesidad de cuidar, y un anhelo de ser dominado que era casi palpable. En JiMin sólo existía una frialdad aristocrática; pero si la dignidad de su perfil atraía al ojo, Tae tenía cicatrices en la espalda para demostrar que se podía admirar, pero no tocar.

ㅡ¡Vos habéis planeado esto! ㅡdijo HyeonU, con voz baja como un siseo ㅡQueríais que lo viera,  ¡me habéis engañado! ㅡEn el mismo tono de voz en que un amante podría haber dicho: “¡Cómo pudiste!” Excepto que había ira allí también. Y pesar.

ㅡTuviste una opción ㅡdijo JiMinㅡ. No tenías que mostrarme tus garras.

ㅡMe habéis engañado ㅡprotestó HyeonUㅡ. Le voy a decir… 

Díselo ㅡcortó JiMinㅡ. Todo lo que he hecho, y cómo me ayudaste. ¿Cómo crees que va a reaccionar? ¿Y si lo averiguamos?  Vayamos juntos.

HyeonU dio al Príncipe una mirada calculadora, exasperadamente repleta de despecho.

ㅡOh, tú… suficiente ㅡañadió JiMinㅡ. Suficiente. Estás aprendiendo. No será tan fácil la próxima vez.

ㅡOs lo prometo, no lo será ㅡaseguró el niño venenosamente y se fue sin, notó Tae, dar al vencedor su pendiente.




Alimentada, saciada y entretenida, la Corte se dispersó; el Consejo y el Regente se sentaron y comenzaron las negociaciones. Cuando este pidió vino, fue Sook quien se lo sirvió. Y cuando terminó, el pelirrojo fue invitado a sentarse junto al Regente, lo que realizó de forma muy decorativa, con una expresión de complacencia en su rostro.

Tae tuvo que sonreír. Supuso que no podía culpar a Sook por la ambición. Y no era un mal logro, para un chico de dieciocho años de edad. Había cortesanos en abundancia en su tierra natal que lo equipararían al logro de llenar la cama de un rey. Tanto más si se trataba de una situación que implicaba permanencia.

Sook no fue el único que había conseguido lo que quería esa noche. JiMin había entregado todo lo que Tae le había pedido, con un esmerado moño de regalo. Todo ello en el espacio de un día. Si ponías todo lo demás a un lado, había que admirar su planificación y eficiencia.

Si no ponías el resto a un lado, recordabas que se trataba de JiMin; y que había mentido y engañado con el fin de llevar aquello a cabo;  pensó en YeJun, arrastrado a una noche de horrores, y lo que implicaba para un adulto el engañar y utilizar a un niño que, a pesar de que se lo tenía firmemente merecido, no tenía más que trece años.

ㅡYa está hecho ㅡinformó el Príncipe llegando junto a él.

JiMin parecía, curiosamente, estar de buen ánimo. Apoyó el hombro casualmente contra la pared. Su voz no era exactamente cálida, pero tampoco era cortante como borde  de hielo pulido.

ㅡHe dispuesto que YeongSu se reúna contigo más tarde para discutir el transporte de los esclavos. ¿Sabías que BaekHyun nos los envió sin ningún supervisor de Daegu?

ㅡSupuse que el embajador y Vos tendríais otros planes ㅡEso solo le brotó.

JiMin respondió:

 ㅡNo

Tae se dio cuenta de que estaba presionando  los límites del buen humor del busanian. Por lo tanto, reconoció, no sin dificultad:

 No sé por qué habéis hecho nada de esto, pero creo que serán bien tratados en Bazal. Gracias.

ㅡEstás permanentemente asqueado con nosotros, ¿no es así? ㅡ observó JiMin. Y entonces, antes de que Tae pudiera hablar: ㅡNo respondas a esa pregunta. Algo te hizo sonreír antes. ¿Qué fue?

ㅡNo fue nada. Sook ㅡadmitió Taeㅡ. Finalmente encontró el patrocinio Real que estaba buscando.

Tae siguió su mirada. Con calma apreció la forma en la que Sook se inclinaba para verter el vino, la manera en la que los dedos anulares del Regente se levantaron para trazar la línea de la mejilla de Sook.

ㅡNo ㅡdijo JiMin, sin mucho interésㅡ. Eso solo lo hace para guardar las apariencias. Creo que no todas las prácticas de esta Corte se ganarían la aprobación de la delegación de YeongSu.

ㅡ¿Qué queréis decir?

JiMin alejó la mirada del Regente y la volvió a Tae, sus ojos azules no mostraban la hostilidad habitual, ni arrogancia, ni desprecio, pero sí algo que Tae no podía entender en absoluto.

ㅡTe advertí sobre HyeonU porque no es la mascota del consejero BonHwa. ¿No has adivinado aún de quien es mascota? ㅡ preguntó JiMin, y luego continuó, cuando no hubo respuesta: ㅡSook es demasiado viejo para interesar a mi tío.


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